Se ha
cumplido un año siete meses desde que las masacres de Andahuaylas y Huamanga inauguraron
la dictadura fujimorista de Boluarte con la mayoría ultraderechista del
Congreso. Desde entonces la economía popular se ha continuado desmoronando, la
miseria sigue extendiéndose, así mismo la delincuencia en los distritos masivos,
la impunidad para las mafias de las estructuras política y judicial…
Simultáneamente,
como en un universo paralelo, Boluarte acudía a Beijing acompañada de la Sociedad
Nacional de Industrias (SNI), la Asociación de Exportadores (ADEX) y las
Cámaras de Comercio, pactando con Xi Jinping la sujeción del régimen y de la
burguesía industrial y mercantil, ahora no solo a los imperialismos
occidentales, sino al imperialismo chino, que estrena este año un megapuerto de
nivel continental en Chancay.
Las
movilizaciones y huelgas indefinidas localizadas por servicios básicos y pliegos
laborales han venido ocurriendo desde asentamientos humanos, sindicatos obreros,
campesinado, comunidades amazónicas, etc., sin que haya una perspectiva
unitaria de reconstitución del movimiento de masas frente al régimen. Es el producto
de una histórica nula voluntad de la burocracia de la CGTP por forjar poder
clasista, sumada a su aguda decrepitud orgánica, flagrantemente demostradas
durante el levantamiento popular de diciembre 2022 a marzo 2023. Ahora esta
misma cúpula disociada de los genuinos intereses del pueblo trabajador, convoca
para hoy un hipotético Paro Nacional, sin exagerar otro más entre aquellos fracasados
Paros del 2015, 2018 o 2019, de lamentable recordación. En concreto, esa dirigencia
es firme enemiga del tenaz esfuerzo por robustecer los comités de lucha,
asambleas populares, frentes de defensa y en general todo organismo de autoorganización
de base que pueda desarrollar combatividad, mucho peor aún si no detentan
control alguno sobre él. Esta es, sin embargo, la ruta de lucha consecuente capaz
de levantar una Asamblea Popular Nacional ligada al objetivo de una Huelga
General Indefinida para derribar a la dictadura. En ese combate la propia vanguardia
proletaria podrá ir generando una nueva dirección anticapitalista.
El anuncio
de presentación del Paro de la CGTP ha contado entre sus protagonistas con
Alejandro Salas, exministro del gobierno neoliberal de Castillo, ahora vocero
nacional de Perú Primero, movimiento político del reaccionario y corrupto
expresidente Vizcarra, entre otras muchas cosas responsable de más de 100,000 muertes por Covid 19 a lo largo del año 2020. Esta clase de traiciones no
sorprenden ya en absoluto de la casta burocrática de la CGTP, sucesivamente
favorable a los gobiernos de Toledo, Humala, Kuczynski, Vizcarra y Sagasti, expresiones
de la clase dominante pro-imperialista, a la cual también representó fielmente Castillo
desde julio del 2021. ¿A qué intereses políticos corresponde el servilismo de
la CGTP? Como nadie ignora, la CGTP permanece por más de cinco décadas bajo
secuestro de dos aparatos del oportunismo electorero, PC y Patria Roja, actualmente
a la cabeza, en sociedad con el Nuevo Perú pequeñoburgués, de la llamada
Coordinadora de Organizaciones de Izquierda y Progresistas (COIP), que agrupa a
la mayor parte de la seudo-izquierda liberal castillista del período.
¡Hacia un nuevo
levantamiento de masas que acabe con la dictadura ultraderechista
Boluarte-Congreso! ¡Por un Gobierno Obrero y Popular, Por un Estado de los
Trabajadores!
19.07.24
Revolución
Permanente
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