enero 17, 2023

A luchar por el poder de los trabajadores

Más de cuarenta asesinados por la Policía y el Ejército en un mes de régimen terrorista de Estado. Esta cifra equivale al promedio de ejecuciones mensuales perpetradas por las mismas fuerzas durante las primeras semanas del genocidio de los años ´80-’90.

Como lo intentó con Merino, la facción más ultraderechista, propiamente fujiaprista, de la gran burguesía, aprovecha para lanzar una ofensiva política y militar contra el pueblo trabajador que insurge defendiéndose de las transnacionales, los grandes capitalistas y sus políticos, en busca de un gobierno que lo represente. Boluarte, Angulo, Otárola, Montoya, Williams, Alva, Guerra García, López Aliaga…, son solo las nuevas máscaras de Alberto y Keiko Fujimori, Alan García, Lourdes Flores, Castañeda, Kuczynski, de Soto, Acuña o Barnechea, altos agentes de los multimillonarios Brescia, Romero, Rodríguez Pastor, Hochschild, Rodríguez Rodríguez, Benavides, Belmont…, socios de los capitales imperialistas dueños de América Latina.

Con los levantamientos de diciembre pasado el país entró en una situación pre-revolucionaria, pero concretamente el sur en una situación revolucionaria que se agudiza cada vez más. El movimiento popular, orgánicamente debilitado durante décadas por la inoperancia y traición de su burocracia hoy seudo-izquierdista, enfrenta con arrojo al enemigo de clase, pero fortalecido por la movilización espontánea de masas trabajadoras urbanas y rurales hastiadas de miseria, estafa política y desprecio. 

Solo con mayor estructuración, organismos de auto-representación y objetivos políticos estratégicos podrán la clase obrera, el campesinado y el pueblo impedir la continuidad de la masacre y establecer una situación de poder paralelo al poder de la clase dominante. Comités de lucha y asambleas populares pueden convertirse en esos órganos masificados que tomen decisiones sobre la vida de los distritos, provincias y regiones expropiando el poder a los opresores. Columnas de autodefensa son imprescindibles para neutralizar la represión y garantizar las vidas, convirtiéndose en la base de futuras milicias de los oprimidos.

La dirección de la CGTP tiene el deber histórico de organizar una Huelga General Indefinida en prolongación de la histórica Huelga Indefinida del Sur iniciada el 4 de enero con el objetivo de derribar al Gobierno y al Congreso.  Las bases de la CGTP deben tomar en sus manos la dirección de la Central contra el oportunismo liberal de la burocracia sindical y así forjar la dirección clasista que los explotados necesitan para conquistar el poder en el país, lo que se hará posible si los trabajadores nos organizamos en un partido proletario revolucionario que conduzca la Revolución Socialista en el Perú y acabe con el Estado de la Burguesía.

¡Forjar el poder de los trabajadores de la ciudad y el campo!

¡Huelga General Indefinida para un Gobierno Obrero, Campesino y Popular!

¡Por un Estado de los Trabajadores! 

12.01.23

Revolución Permanente