noviembre 27, 2020

Declaración del PCO (Argentina) 14.11.20

Defendiendo al capital…

El gobierno del Frente de Todos va mostrando con creciente evidencia su carácter patronal. Los trabajadores que esperaban un gobierno “popular”, que enfrentara o pusiera un freno a la voracidad capitalista, se ven decepcionados. No hablamos de los dirigentes sindicales y políticos que se hacen llamar “del campo popular”. Estos no se engañan, sino que cubren su propia traición, su propia dependencia del Estado capitalista, poniéndole etiquetas coloridas a los gobiernos para embellecer y justificar el seguidismo a uno u otro sector patronal.

Pero, ¿por qué decimos que es cada vez más evidente el carácter patronal del gobierno? En realidad lo que quedó más claro estas últimas semanas es que TODO el gobierno está embarcado en atacar al pueblo trabajador para defender las ganancias capitalistas. Muchos trabajadores esperaban, o esperan, que Cristina Kirchner funcione como “reserva populista” contra la orientación pro-imperialista y pro-patronal de Alberto Fernández y Massa. Tendrán que sacar algunas conclusiones en estos días. La “carta pública” de CFK funcionó como el respaldo que el gobierno necesitaba para, en pocos días, dar paso redoblado en la defensa del capital. Primero, reprimir a las familias pobres de Guernica, desalojarlas de las tierras que ocupaban en reclamo de vivienda para que allí se avance en la especulación inmobiliaria de los countrys. Segundo, aprobar en el Congreso el presupuesto de ajuste para 2021. Y, como a la gran burguesía de la AEA (Clarin, Arcor, Techint, COTO, etc) no le conformó, el mismo Guzmán en persona los tranquilizó avisándoles que el ajuste fiscal del 2021 será mayor aún que el presupuestado. Concesiones a los agroexportadores del Consejo Agroindustrial, concesiones a Techint y las petroleras con el Plan Gas. En fin, manos abiertas para la burguesía, mientras el puño se cierra contra los trabajadores y el pueblo pobre.

Además, con la excusa de que han bajado los casos de contagios por COVID-19, el gobierno sigue abriendo la economía y lejos de resguardar la salud de los trabajadores, intenta dar respuesta a sectores empresarios como gastronomía y comercio. Es que con el paso del ASPO (aislamiento social preventivo y obligatorio) al DISPO (distanciamiento social y preventivo obligatorio) ahora pueden desarrollarse la mayoría de las actividades económicas en AMBA, esto lo cual habilita la vuelta al trabajo presencial de no esenciales y amplía el uso del transporte público. También, entre las medidas se encuentra el regreso gradual a las aulas para todos los niveles educativos. Esto incrementa la posibilidad de nuevos rebrotes como está ocurriendo en varios países de Europa que vuelven a endurecer el confinamiento tras segundas olas de contagios más masivas.

… y a la propiedad privada capitalista

La reunión del ministro Guzmán, el “nuevo Dujovne” con potestad para recortar gasto público, con loghhs grandes capitalistas de la AEA no fue solo para hablar de déficit fiscal. Lo que el gobierno les adelantó, con esa aclaración, es que está encaminado el acuerdo con el FMI. Claro que los kirchneristas ya están repitiendo el cuentito de que “este FMI es diferente”. Ya no engañan a nadie. Preparan las condiciones para aplicar un plan de ajuste y reformas (laboral, jubilatoria, etc.). De hecho, ya se hizo público el proyecto de reforma de la movilidad jubilatoria, donde se descarta una indexación con la inflación. Además, se impone un tope anual de aumento. Sin ponerse colorados, los voceros del gobierno declaran que los jubilados le ganaran recuperarían poder adquisitivo porque la movilidad estaría atada a los aumentos salariales de los trabajadores activos. Todo esto dicho mientras el Ministro de Trabajo, cual gerente de Recursos Humanos de cualquier patronal, sostiene como declaración de principios que “el sueldo justo es el que se puede pagar”. Ni Macri, con Triaca, se animó a tanto. El trato a los jubilados contrasta claramente con la indexación de bonos en pesos para los fondos especulativos. 

Y acá entramos en el corazón de la carta pública de CFK: la “unidad nacional”, el “pacto social”, el “acuerdo de todos los sectores”, bla bla bla. Todos eufemismos para un hecho evidente: la política de cerrar la “grieta” por arriba, de los capitalistas y sus representantes políticos, para golpear con más fuerza y firmeza a los de abajo, al pueblo trabajador. Lo novedoso es que nunca se había hecho tan explícito como ahora que, lo que une a todos los sectores patronales, y al régimen político que administra sus negocios comunes, es la defensa “innegociable”, como dijo el mismo Berni, de la propiedad privada capitalista.  

El Estado defiende la propiedad privada capitalista de los medios de producción y cambio (fábricas, tierras, bancos, etc.). Esa propiedad sobre los medios de producción es la que le permite explotar a la clase trabajadora que no tiene más propiedad que sus propios brazos, su capacidad de trabajar con las maquinas-herramientas que le provee el capitalista. Por supuesto que un sector de los trabajadores puede llegar a poseer vivienda propia y un auto, todo con mucho esfuerzo. Pero no es esta propiedad la que defiende el Estado burgués. Por el contrario, esta propiedad de bienes de uso o de consumo, o incluso de algún modesto medio de producción o comercial que pueda tener un sector de la clase media, es expropiada cotidianamente por los capitalistas y su Estado. Lo que defienden a rajatabla, lo que el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner garantiza con la represión, es la gran propiedad privada capitalista, es la organización socio-económica en la cual una minoría de parásitos viven la “buena vida” a costa de la miseria de la mayoría de la sociedad.

Sobre ese piso el gobierno de los Fernández intenta unificar a todos los sectores patronales y a la oposición político-mediática para garantizar el “clima de negocios”, las condiciones políticas y sociales sobre las cuales los capitalistas puedan hacer grandes ganancias. Esas condiciones se sostienen en la flexibilización laboral y rebaja salarial. El aumento de la desocupación les facilita esa ofensiva. La represión y la contención de la burocracia sindical hacen la otra parte del trabajo.

Sin embargo, las condiciones para las ganancias capitalistas no dependen solo de la explotación de la fuerza de trabajo. El objetivo del gobierno de poner la exportación como salida a la crisis cambiaria choca con un mercado mundial que se achica y se cierra. La economía mundial capitalista atraviesa, sin salida a la vista, una de las peores crisis de su historia. Los trabajadores no tendremos ni siquiera el “beneficio” de estabilizar nuestra situación aún en niveles mayores de miseria. La escalera descendente tiene cada vez menos “descansos”. Si no nos organizamos y luchamos por nuestros intereses sólo veremos empeorar nuestra situación. Unificar por abajo todos los sectores de la clase trabajadora, coordinar los sectores en lucha y expulsar de nuestras organizaciones a la podrida burocracia sindical. Esas son las tareas para empezar a frenar el retroceso. 

Junto con esta necesidad de pararnos sobre nuestros pies, debemos comprender que mientras los capitalistas mantengan el control del poder estatal, los trabajadores sólo podremos resistir, retrasar los avances sobre nuestras condiciones de vida, hacer más lenta la marcha atrás, pero no avanzar. La lucha debe ser POLITICA, y la lucha política de clases solo la podemos dar construyendo un partido propio, un partido de trabajadores, con un programa revolucionario de lucha por un gobierno de los trabajadores que expropie a los capitalistas.

Partido de la Causa Obrera


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