por Carlos García M.
En Perú los
herederos del estalinismo, al igual que en el resto del orbe, han tenido una
existencia plagada de capitulaciones frente a la burguesía, algunas más
flagrantes que otras. Esto se confirma fehacientemente en el devenir del
Partido Comunista Peruano y el Partido Comunista del Perú – Patria Roja. Ambas
organizaciones han transado continuamente con sectores de la burguesía,
sirviendo de “contrapeso” estabilizador del orden de explotación burgués.
***
No pretendemos
presentar aquí una reseña histórica de la vieja “izquierda” estalinista
peruana, mucho menos describir con lujo de detalles sus innumerables virajes y
acomodos políticos, en esta oportunidad sólo queremos poner en relieve su vena
reformista, pro burguesa y anti marxista, exponiendo algunos hechos concretos a
manera de un somero vistazo panorámico.
Sumisión a la burguesía, una vieja práctica:
En las pasadas
elecciones presidenciales y municipales en Lima los falsos comunistas dieron un
triste espectáculo al consagrarse como entusiastas peones de los candidatos
burgueses, Ollanta Humala y Susana Villarán respectivamente, el primero de
ellos ex miembro del ejercito de la burguesía cuyo origen ideológico es el
“etnocacerismo”, una variante nacionalista pequeño burguesa de tipo castrense.
La segunda tenía como una de sus “mejores” credenciales el haber sido ministra
del gobierno de Paniagua, administración que aseguró la continuidad del modelo
neoliberal implantado durante el fujimorato.
En estas dos
ocasiones los “comunistas” desperdiciaron la oportunidad de utilizar las
elecciones como una tribuna para defender las reivindicaciones históricas de
los trabajadores. Incluso en el plano electoral, como era de esperarse, no asumieron
una posición clasista sino que marcharon detrás de las migajas de los patronos
Esta política
no es nueva dentro del estalinismo peruano, de hecho constituye su sello
característico, recordemos que en las postrimerías de los años 30 del siglo XX,
el PCP dio cuenta de su servilismo pro burgués apoyando a la candidatura de
Manuel Prado y Ugarteche (1939), considerándolo un “progresista” que ayudaría a
democratizar el país. En el marco de la Segunda Guerra Mundial los “comunistas”,
siguiendo la línea impuesta por el pacto Pacto Ribbentrop – Mólotov[1] apoyan
a Prado quien se inclinaba en aquel momento hacia el eje fascista (Roma –
Berlín – Tokio). Más tarde, tras el viraje de Stalin contra Hitler, continuaron
de su lado acatando irreflexivamente la directiva internacional stalinista que
llamaba a formar frentes antifascistas, ya que el gobierno pradista se había
colocado al servicio del imperialismo norteamericano (involucrado en la guerra
luego del ataque japonés a Pearl Harbor en diciembre de 1941) firmando el Tratado
de Préstamos y Arriendos con los Estados Unidos. Por si fuera poco Manuel Prado,
declarándose amigo personal de Roosevelt, permitió la instalación de una base
aérea norteamericana en Talara, incluso deportó de manera prepotente e
injustificada a japoneses y alemanes, todo esto con el beneplácito de los
“comunistas” que lo llamaban el “Stalin Peruano”.
Pocos años
después el Partido Comunista apoyó a José Luis Bustamante y Rivero (1945) candidato
a la presidencia por el “Frente Democrático Nacional” (FDN) una coalición
frentepopulista[2]
que tenía al APRA como su eje. Al respecto Jorge del Prado (Secretario General
del PCP de 1960 a 1991) justificó esta política oportunista afirmando que el
país atravesaba por “un auge del
movimiento sindical y popular” y que por eso “el terreno estaba prácticamente abonado para la constitución del Gran
Frente Democrático Nacional” (Cuatro facetas de la historia del PCP -
Ediciones Unidad 1987). Absurdamente para Del Prado un momento de auge sindical
y popular justificaba la postración de los trabajadores ante la burguesía.
En 1956 los
“comunistas” se colocan al servicio del aristócrata Fernando Belaúnde Terry apoyando
su candidatura por el Frente Nacional de Juventudes Democráticas (FNJD), organismo
burgués que dio origen al partido Acción Popular. Este servilismo se repitió en
1962 y 1963 cuando Belaúnde finalmente consiguió la presidencia de la mano con la
democracia cristiana.
En las elecciones
municipales capitalinas de 1966 el PCP, nuevamente bajo la errónea premisa de
apoyar al sector “moderado” o menos reaccionario de la burguesía, se postró
ante la coalición Acción Popular - Democracia Cristiana, cuyo candidato Luis
Bedoya Reyes se disputaba el municipio con Jorge Grieve representante del “extrañísimo”
pacto entre el Apra y su acérrimo enemigo la Unión Nacional Odriísta.
Estos
referentes históricos sirven para constatar de manera irrefutable que el PCP y sus
posteriores engendros siempre prefirieron conciliar con sectores burgueses
antes que desplegar una política proletaria independiente, por lo tanto no
existe posibilidad de regeneración o renovación para estas organizaciones
enemigas de la revolución. Son ellos, los herederos del revisionismo
estalinista, quienes apoyaron a los reaccionarios Alberto Fujimori en 1990 y Alejandro
Toledo en 2000 y 2001, consagrándose finalmente como entusiastas braceros de la
candidatura del otrora “progresista” y hoy consumado neoliberal Ollanta Humala.
Demagogia y electoralismo:
La actuación
de los falsos comunistas se ha distinguido por la búsqueda compulsiva de vías
para acceder a algún puesto dentro del Estado burgués, recurriendo a viles
artimañas para mantener desorientados a los trabajadores y servirse de ellos. El
comportamiento político de la vertiente maoísta también se inscribe dentro de esta
repudiable tradición oportunista. Por ejemplo; a mediados de los años 80 el
Partido Comunista del Perú - Patria Roja en su “V Congreso Nacional” consideraba
estratégico preparar las condiciones materiales y subjetivas para el desarrollo
de la lucha armada, no obstante contradiciendo su propia premisa ese mismo
Congreso señala que la tarea principal es la participación en las elecciones presidenciales
(1985) y municipales (1986). Una vez que Alfonso Barrantes Lingán, candidato de
la coalición reformista Izquierda Unida[3]
(IU), se negó a enfrentar en segunda vuelta al APRA, Patria Roja saludo el
triunfo del reaccionario Alan García en términos bastante promisorios: “…las elecciones del 14 de abril confirman
las tendencias básicas en el comportamiento del electorado que, recusando el
continuismo acciopepecista, espera cambios en la conducción política y
económica, abriendo paso a la realización de transformaciones sustantivas…”
(Comunicado de junio de 1985).
Con ese mismo
estilo oportunista e incoherente a inicios de los años 90 Patria Roja declaraba
que “…la crisis madura las condiciones
objetivas de la revolución…” (XI Pleno del Comité Central, febrero 1990) pero
contradiciendo su propia caracterización de la situación apostó al
electoralismo apoyando la candidatura presidencial de Henry Pease (IU). Finalmente, al sufrir una aplastante derrota la “izquierda”
reformista no tuvo reparos en llamar a votar por Fujimori cuyo régimen
significó una de las dictaduras más represivas y corruptas en la historia del
país.
A pesar de que
2011, fruto de componendas interburocráticas, Patria Roja quedó oficialmente fuera
del frente popular Gana Perú, apoyó servilmente al candidato nacionalista, a
ese que hoy tildan de traidor cuando es bien sabido que un gobierno
nacionalista burgués, debido a su carácter de clase, jamás ha servido para que
el proletariado avance hacia su emancipación. Así Patria Roja al igual que el
resto de la “izquierda” reformista anuló toda posibilidad de organización
política clasista de los trabajadores fomentando por el contrario el
patrioterismo pro burgués. “El Partido Comunista del Perú -
Patria Roja no forma parte de la Alianza Electoral Gana Perú, ni tiene alianza
política con ella, pese a los enormes esfuerzos que hicimos para construir una
gran unidad… llamamos al pueblo peruano a movilizarse y votar por la candidatura de Ollanta Humala.
Garantizar su victoria en la segunda vuelta es una tarea que compromete a todo
peruano demócrata y patriota” (Comunicado
del C.C. del Partido Comunista del
Perú-Patria Roja. Lima, 16 de abril de 2011)
En Lima el “Frente por la Ciudad” sirve abiertamente
al gran capital:
Durante gran
parte de su historia los partidos seudo comunistas tergiversaron groseramente los
postulados básicos del Marxismo. Sin embargo, en la actualidad su discurso se
ha puesto más a tono con su práctica pro capitalista. En ese sentido el actual
Secretario General del PCP no tiene reparos en reclamar: “mayor inversión pública y
privada para promover la demanda interna de los agentes productivos…” (Unidad,
Órgano Oficial del Comité Central del PCP, 20 de agosto de 2013)
En esa línea
de total servilismo al gran capital los falsos comunistas, hoy trasmutados en
verdaderos socialdemócratas, integran el denominado “Frente por la Ciudad”
(FxC)[4]. Este
pequeño frente popular fue creado para encarar la contienda electoral dónde se
escogerán a los regidores del Consejo Municipal de Lima. El argumento que
presenta el reformismo es inaceptable y ofende el sentido común: “La izquierda limeña agrupada en la
Confluencia por Lima presentará candidatos en estas justas electorales para
fortalecer la gestión municipal de la alcaldesa Susana Villarán y afirmar una
mayoría en el Concejo Municipal que permita continuar con las importantes
reformas que se están llevando a cabo en la ciudad…” (Unidad, Órgano
Oficial del Comité Central del PCP, 20 de agosto de 2013) ¡De qué reformas nos
hablan! la demagogia “comunista” raya con el delirio al negar que la gestión de
la alcaldesa Villarán ha mantenido un derrotero continuista en alianza con un
sector de la derecha (PPC), entregando la ciudad capital a operadores privados
quienes hacen millonario usufructo de los bienes públicos. En consonancia con
esta política reaccionaria Alfonso García Miró, presidente de la confederación
patronal (Confiep), después de concluido el proceso de revocatoria saludó la
ratificación de la alcaldesa “izquierdista” señalando que “de nuevo se reengancha todo el programa de inversiones que se tiene
para Lima” (Gestión, domingo, 17 de marzo del 2013)
***
Considerando
los hechos ¿Qué podemos esperar de los falsos comunistas? Únicamente que
continúen en lo suyo, sirviendo a sectores burgueses, montando pantomimas “contestatarias”
y profiriendo discursos farsantes para desorientar e instrumentalizar al
movimiento obrero y popular. Frente a ellos la vanguardia de los trabajadores
debe erguirse y combatirlos sin tregua, colocándose a la altura de las
exigencias históricas.
(Publicado en Revolución Socialista # 9 - Setiembre 2013)
[1] PACTO RIBBENTROP-MÓLOTOV (23 de agosto
de 1939) Tratado de no agresión entre la Alemania Nazi y la Unión Soviética.
Fue firmada por los ministros de Asuntos Exteriores Joachim von Ribbentrop (Alemania)
y Viacheslav Mólotov (URSS).
[2] FRENTE POPULAR; alianza programática
entre representantes de la burguesía y organizaciones de trabajadores, constituye
una flagrante traición a los trabajadores ya que el bloque en su conjunto siempre
responde a intereses burgueses.
[3] IZQUIERDA UNIDA (IU) frente popular
(1980 – 1995) conformado por partidos del movimiento obrero: PC, UNIR (Patria
Roja), PCR, FOCEP, UDP (después PUM) y de la izquierda burguesa: PSR
(Velasquismo), MAS (de H. Pease, R. Ames y G. Helfer), APS (de G. Mohme)
[4] “FRENTE POR LA CIUDAD” (FxC), Coalición
de la “izquierda” limeña conformada en agosto de 2013 con la participación del reformismo
seudomarxista (PC y Patria Roja - MAS) y organizaciones burguesas y pequeño
burguesas (Fuerza Social, Ciudadanos por el Cambio, Tierra y Libertad, Partido Socialista
y otros aliados menores)
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