diciembre 30, 2024

Nuevo sueldo ínfimo

A dos años de régimen fujimorista, el gobierno ha anunciado la nueva Remuneración Mínima Vital (RMV) o sueldo mínimo incrementado de S/. 1025 a S/. 1130, un 10.2%, lo que da ocasión a recordar el manejo de esta medida en los gobiernos previos. Calculando, por ejemplo, el índice anual promedio del incremento en cada período presidencial en base al porcentaje de la elevación por cada gobernante dividido entre su tiempo de ejercicio. Así, los datos confirman que Toledo y García aumentaron la RMV en torno al 4% anual durante sus períodos de cinco años, Kuczynski (un año y ocho meses) y Boluarte (dos años hasta ahora) en torno al 5% anual, Humala (cinco años) y Castillo (un año y cuatro meses) hacia un 8% y, en cuanto a Vizcarra, un 0% a lo largo de dos años y siete meses, algo que también practicara Sagasti en ocho meses. Como se observa, los gobiernos de la clase dominante se disputan con muy poca diferencia de dígitos el prestigio de haber mantenido mutilado el salario del que depende una enorme masa obrera desde el siglo anterior, monto forzado siempre a seguir perdiendo su valor, carcomido por la sucesión de distintas fases inflacionarias.

Es ineludible subrayar el penoso papel jugado, como de costumbre, por la burocracia sindical, mientras el régimen consumía varios meses dudando entre acatar el cerrado rechazo de los gremios empresariales a cualquier aumento y la imperiosa necesidad de una treta para remontar su 3% de aprobación (un auténtico record). La dirección de la CGTP se sienta impasible junto a los capitalistas y sus políticos matonescos en el Consejo Nacional de Trabajo, colaborando en el perverso método de consensuar las migajas con los enemigos de clase mediante los llamados “criterios técnicos” manipulados para el permanente despojo, como la vigente formulación de la canasta básica de consumo establecida según la pauta del ínfimo de supervivencia material y la estafa de la productividad co-responsable entre explotadores y explotados. El establishment de la CGTP considera que el “monto real” de la canasta familiar es S/. 1784, sin embargo, propusieron un sueldo mínimo de S/. 1500, finalmente rebajado hasta S/. 1330. Política limosnera desmintiendo su manejo retórico sobre un “salario digno”, realmente imposible de alcanzarse sin empezar triplicando los actuales S/. 1130. Pero qué puede extrañar de una casta cuyos ídolos burgueses son el corrupto reaccionario Vizcarra y el ultra-liberal Sagasti, quienes no elevaron ni un sol el salario de los trabajadores, ambos responsables de casi 250.000 muertes por Covid 19. Al día de hoy, obsesionadas en medrar mediante triquiñuelas electorales, la burocracia y toda la seudo-izquierda andan ya tras la pista de algún nuevo figurón a secundar. No les han sido suficientes los servicios brindados a los Fujimori, Toledo, Humala, Kuczynski, Vizcarra, Sagasti y Castillo.

30.12.24

Revolución Permanente


Con la economía en un callejón sin salida, todo empuja a la guerra mundial

La situación internacional previa a la asunción de Trump

A primera vista el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EEUU marcaría un giro, no sólo en la situación interna de esa potencia que es todavía la más importante del mundo, sino -y por ello mismo- a toda la situación internacional. En el plano económico Trump anunció durante su campaña electoral y lo ratificó una vez electo, que aumentaría los aranceles que gravan las importaciones no solo de China (60%) y Europa (entre un 10 y un 20%), sino también las provenientes de sus socios comerciales de México y Canadá hasta un 25%. En general ese es el método de Trump, primero golpear sobre la mesa para después sentarse a negociar desde una posición de fuerza. Posiblemente ese sea el caso, también en este momento. Pero, aunque esos porcentajes se cumplieran en parte, esos aranceles agravarían la crisis que atraviesa actualmente la economía mundial. Esta crisis se prolonga desde 2008, es decir ¡¡ya van 16 años!! A la tendencia declinante del PBI mundial, hay que agregarle el creciente porcentaje de las deudas totales de las principales potencias: Japón tiene una deuda total (sumando la deuda de gobiernos, sector financiero, corporaciones no financieras y hogares) que ronda el 600% del PBI.

En EEUU el déficit fiscal creció de 6,2 a 6,4% del PBI (1,833 billones), muy por encima del 3,7% histórico, por lo que seguirá aumentando su deuda pública que alcanza a un 122% del PIB (con un PBI de casi 28 billones y una deuda 35 billones), pero que llega al 250 % del PBI (70 billones) si se considera la deuda total.

El crecimiento económico de China se ralentiza (fue de 4,7% en el segundo trimestre), por debajo del esperado (5% anual), mientras que la deuda total de China se ha ampliado hasta alcanzar más de 300 % del PIB; La inversión extranjera directa ha descendido durante 12 meses consecutivos, cayendo 28,2 % sólo en los primeros cinco meses de 2024. La crisis inmobiliaria no ha podido ser totalmente resuelta, mientras que hay un exceso de capitales invertidos en empresas cuya producción está destinadas a la exportación.

Alemania, ya va por el segundo año consecutivo de recesión (0,3 en 2023; 0,2 en 2024), con una grave crisis de la industria automotriz (VW, que tiene 300 mil obreros planea cerrar 3 plantas).

La deuda global aumentó alrededor de 1,3 billones de dólares en el primer trimestre de 2024, hasta alcanzar un nuevo récord de 315 billones de dólares, el 333% del PBI mundial, según el Global Debt Monitor del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), publicado el pasado 7 de mayo.

Sobre la base de esta situación, la imposición de nuevas barreras aduaneras en EEUU implicaría un agravamiento de la situación de los trabajadores y los pobres, ya que como consecuencia de las medidas proteccionistas aumentaría la inflación, la cual contradictoriamente fue una de las causas por las que Trump recogió muchos votos entre esos sectores sociales.  Para contener la inflación la Reserva Federal volvería a aumentar la tasa de interés, encareciendo aún más el crédito para hogares y empresas, con lo cual aumentaría la desocupación y crecería la enorme burbuja de endeudamiento que es puro capital ficticio demandando ser cubierto por la plusvalía que sólo puede surgir de la producción real extraída de los trabajadores del mundo entero. La decadencia de EEUU lo impulsa a avanzar sobre las otras potencias contra las que disputa el mercado mundial o de lo contrario sufrir un nuevo estallido, una “pinchadura” de su burbuja, que lo revuelque en otra crisis, como ocurrió en el 2008.

Y dado que EEUU es el mayor mercado mundial, a donde concurren el 15% de las exportaciones chinas y casi el 20% de las europeas (*), implicará también un agravamiento de la crisis económica mundial. Si la idea de Trump es sofocar comercialmente a las potencias competidoras (China y Alemania), el resultado será la exacerbación de las necesidades vitales de esos países que son demasiado grandes para caer y dejarse someter por medios económicos.

China anunció este martes que restringirá las exportaciones a Estados Unidos de galio, germanio, antimonio y grafito, metales clave para la fabricación de semiconductores o baterías, entre otros, tanto para uso civil como militar.

Esta decisión es la respuesta a las nuevas restricciones tecnológicas que EEUU anunció contra China para frenar su capacidad de desarrollar microchips avanzados, algo que Beijing denunció como “un acto de coerción económica”.

La guerra comercial transcurre de manera paralela a los preparativos de guerra militar

Esta política proteccionista es defensiva, pero agudizará todas las contradicciones. Será sólo un rodeo que terminará en el mismo camino hacia la guerra mundial que llevaban los demócratas, ya que no se puede volver a “hacer grande a América de nuevo”, con una política defensiva, por más gestos grandilocuentes que haga Trump. La alternativa a un enfrentamiento militar sería seguir cayendo en la decadencia y perdiendo peso en el mercado mundial, arriesgándose a perder totalmente la hegemonía hoy cuestionada. Pero EEUU es demasiado grande todavía y tiene mucha potencia militar para aceptar esa posibilidad. El mercado mundial es demasiado estrecho para las actuales potencias que se lo disputan, y por eso la economía desde 2008 ha entrado en un callejón sin salida. Y como diría Trotsky solo una tremenda explosión histórica puede dar salida a esta crisis: el triunfo de la revolución socialista o una tercera guerra mundial.

Trump ha prometido que al otro día de asumir terminaría con la guerra en Ucrania. Efectivamente ya está buscando algún acuerdo, así sea un provisorio alto el fuego por intermedio de su enviado Keith Kellogg. Y aunque Zelensky enfrentado ante la opción de quedar sin ayuda militar de EEUU y ante la proximidad del desmoronamiento de su ejército, anuncio que estaría dispuesto a “ceder” provisoriamente parte del territorio de Ucrania, ocupado militarmente por Rusia, reclama al mismo tiempo garantías para su seguridad que ni EEUU ni la OTAN parecen estar dispuestos a darle. El ingreso a la OTAN, o una ocupación del territorio ucraniano actualmente controlado por el gobierno de Zelensky con tropas europeas, es obviamente rechazado por Rusia. Difícilmente Putin acepte inclusive un alto el fuego si no hay una propuesta sería para un acuerdo. Pero las únicas propuestas que podría aceptar Rusia dejarían expuesta la derrota de Ucrania y la OTAN.

Los esfuerzos militares desencadenados en los últimos meses y semanas, como manotazos desesperados, pueden ser entendidos como la búsqueda de un mejor posicionamiento para entrar en la negociación. Pero tanto la ocupación de Kursk por parte de las tropas ucranianas, o el lanzamiento de misiles Atacams norteamericanos autorizados por Biden y otros ingleses y franceses, han sido neutralizados por las tropas rusas que están avanzando más rápidamente en terreno ucraniano, y por el lanzamiento del misil hipersónico Oreshnik y la amenaza de usarlo con cargas nucleares.

Todos mueven sus piezas para tomar mejores posiciones

Mientras esto ocurre se suceden acontecimientos en la situación internacional, como episodios, en el marco de la confrontación mundial entre dos bandos principales ya delineados. Es evidente, por ejemplo, que la movilización que en Georgia -que tiene un gobierno pro-ruso- reclama el establecimiento de un acuerdo con la Unión Europea para este país limítrofe ubicado al sur de Rusia, es un movimiento similar (aunque con menor intensidad) del euro-Maidán ucraniano.

La declaración de la ley marcial y el autogolpe fallido del gobierno de Corea del Sur -aunque haya habido otras razones de índole interno- también parece haber sido forzado por la necesidad de participar con tropas en la guerra de Ucrania, en los estertores del gobierno de Biden.

El triunfo en las elecciones rumanas del candidato pro-ruso Georgescu, provocó la anulación de las elecciones por parte del Tribunal Constitucional. Esta resolución se fundamentó en el presunto uso ilegal de tecnologías digitales, y en un informe de inteligencia que indicaba la supuesta intervención del gobierno de Putin en la campaña electoral.

Pero lo más resonante ha sido el proceso en Siria que en pocos días liquidó al último representante de la dinastía Al Assad (padre e hijo), que estuvieron en el poder 53 años. La ofensiva militar del Frente Al Nusra, rebautizado HTS (Hayat Tahrir al Sham- Organización para la Liberación del Levante) después de su ruptura con Al Qaeda en 2017, complementada por el pro-turco Ejército Nacional Sirio, encontró a Al Assad muy debilitado por la situación internacional en la que sólo tuvo apoyo de la aviación rusa, pero que, dada la guerra en Ucrania, Putin no podía respaldar con tropas terrestres. Irán tampoco salió en apoyo de su aliado regional, temiendo que recrudecieran los enfrentamientos con Israel. La mala situación interna de la economía y la corrupción del régimen, que provocaron la baja moral o sórdida oposición en las tropas del ejército oficial, hicieron inviable una resistencia a las milicias yihadistas. Es evidente que el raudo avance del HTS se debió tanto a la situación social de un pueblo oprimido cansado de la dictadura de Al Assad, pero también al apoyo clave de Turquía, con el aval de Israel y EEUU.

El régimen dictatorial de al Assad no era un aliado de la causa palestina ni un defensor de los pueblos oprimidos, sino más bien todo lo contrario, ya que había ahogado en sangre la revolución que se levantó contra su gobierno en 2011. A lo sumo permitía el tránsito de armamento por territorio sirio con destino a las milicias de Hezbollah, las que lo habían sostenido contra el Frente al Nusra.

Pero el nuevo gobierno, representante de la oposición burguesa, tampoco será un gobierno favorable a los trabajadores, y en el marco de la guerra regional, lo más probable es que se termine por imponer una nueva dictadura, que trate de consolidar su poder negociando con las potencias cuyos intereses se cruzan en la región.

Está claro que la caída de al Assad golpea directamente a Rusia e Irán, e indirectamente a China. Rusia tendrá que negociar con el nuevo gobierno la permanencia de su base militar naval en Tartús.

Por su parte EEUU trata de poner en caja la milicia que tomó el poder en Siria, representado políticamente por la oposición burguesa del Consejo Nacional Sirio que nombró como jefe del gobierno provisorio a Mohammed al Bashir, primer ministro del Gobierno de Salvación, con sede en Idlib. Israel también aprovecha para ocupar más territorio en el Golán y fortalecer un anillo de seguridad ante un gobierno “yihadista” al que no le tienen confianza. Netanyahu, confirmó que autorizó los ataques de la Fuerza Aérea israelí contra instalaciones militares estratégicas en Siria abandonadas por el Ejército “para evitar que caigan en manos de los yihadistas”.

El fortalecimiento de Israel ante la caída de un aliado de Irán implica a su vez un debilitamiento del Hezbollah en el Líbano. Allí transcurre un acuerdo de alto el fuego entre la milicia chiíta y las tropas sionistas, mientras que habría negociaciones para un alto el fuego de dos meses y un intercambio de rehenes entre Hamás e Israel. La designación de un gobierno acordado para Gaza entre la Autoridad Palestina y Hamás parece un paso orientado a buscar un acuerdo más general.

Mientras el nuevo gobierno de Trump, que todavía no asumió oficialmente pero ya actúa, busca “salir” de Ucrania y reducir la intervención militar en el Medio Oriente, las tensiones se van concentrando en el sudeste asiático.

Las FFAA chinas acosan permanentemente por aire y mar a Taiwán. EEUU ha ido concentrando casi toda su flota en esta zona, al punto de dejar al Mar Rojo provisoriamente sin portaaviones, (gracias al alto al fuego entre Israel y Hezbollah, previamente acordado entre el sionismo, Biden y Macron). También realiza ejercicios militares conjuntos con Japón y Filipinas. En islas de esos países cercanas a Taiwán está desplegando un sofisticado sistema de misiles que según EEUU “es un elemento clave de disuasión” pero que China considera naturalmente una amenaza y exige su retiro inmediato. El portavoz de defensa chino Wu Qian ha advertido “si los Estados Unidos y Filipinas insisten en el camino equivocado, China tomará contra medidas firmes”.

¿Qué pasará con la guerra tras la asunción de Trump?

Mucho se especula sobre el curso que tomaría la guerra en Ucrania cuando Trump asuma la presidencia, ya que durante la campaña electoral denunció que Biden y los demócratas llevaban a EEUU a la tercera guerra mundial. Trump en cambio prometió que acabaría con la guerra.

Pero como lo venimos planteando hace varios años, las contradicciones del capitalismo han conducido a una crisis que sólo puede encontrar salida a través de una guerra mundial, es decir, no es una crisis que se pueda resolver por medios económicos, ni que dependa de quién esté circunstancialmente ocupando la Casa Blanca. Esta guerra, va a tener de un lado a EEUU y del otro a China, ya que no pueden convivir pacíficamente, uno debe desplazar al otro para conquistar la hegemonía mundial.

La política de Trump para Rusia busca esencialmente lo mismo que la de los demócratas, aislar a China. La diferencia es que la gestión Biden lo ha buscado desgastando a Rusia mediante la guerra en Ucrania, mientras que al parecer Trump optaría por buscar un acuerdo diplomático con Putin, dejando la tarea de continuar la guerra a las potencias europeas, si ese acuerdo no llegara a concretarse. De esa manera también cumpliría con el otro objetivo de EEUU: debilitar a Europa como rival potencial al mantenerla económica y militarmente enfrentada con Rusia.

Ante la alta probabilidad de que EEUU retire o minimice su apoyo militar a Ucrania, Francia e Inglaterra ya han dado un paso al frente, habilitando el uso de sus misiles de alcance medio Storm Shadow y Scalp. Francia que unos años atrás pregonaba la creación de un ejército independiente de la OTAN junto con Alemania, ahora actúa como el pivote de la OTAN. Tomando la posta de EEUU, Macron no solo ha estrechado lazos con el Reino Unido, sino que abrió conversaciones con Polonia para la instalación de tropas “de paz” europeas en el territorio ucraniano. Alemania sigue siendo la gran incógnita; sus contradicciones internas (por las diferencias interburguesas) le han dado una actitud vacilante, y aunque hasta ahora siempre se terminó subordinando a la OTAN es la única potencia que todavía no aprobó el uso por parte de Ucrania de sus misiles Taurus.

Quizás Trump especule con llegar a un acuerdo más amplio con Putin. Una alianza de EEUU y Rusia contra China, sería el único reagrupamiento que teóricamente podría evitar la guerra mundial porque ese bloque concentraría el 90% del armamento nuclear, lo cual podría persuadir a China de que está ante una derrota segura y que se someta pacíficamente al rol de potencia de segundo orden. Pero lo vemos improbable porque la alianza entre Rusia y China es muy sólida y sus economías son complementarias y sus intereses parecen cada vez más fuertemente entrelazados, en el marco de los BRICS.

Es por eso que, por más que Trump busque algún rodeo, la situación internacional tiende a resolverse mediante una guerra mundial, que determine que potencia será la dominadora exclusiva del mercado mundial en los próximos años. Si la revolución socialista es difícil que triunfe en el plazo corto en el que parece que media hasta el desenlace armado, por la ausencia de una internacional obrera revolucionaria, es seguro que la guerra potenciará los movimientos de masas revolucionarios que desde 2011 en adelante se produjeron en varios países de distintos continentes. Para esa situación debemos prepararnos impulsando un reagrupamiento revolucionario sobre la base de los principios fundacionales de la IV Internacional, empezando por reivindicar las tesis leninistas sobre el carácter de la época y la política revolucionaria en relación a la guerra interimperialista.

Diciembre, 2024.

Editorial de la revista Manifiesto Internacional # 14, Comité de Enlace del Partido de la Causa Obrera (Argentina) y la Corriente Socialista Revolucionaria El Topo Obrero (Venezuela).

(*) En 2022, China exportó $582,756 millones a Estados Unidos, las que representaron el 16,22% de sus exportaciones totales (en 2023 ese porcentaje se redujo a 14,8%).  Mientras que las exportaciones de la Unión Europea (UE) a Estados Unidos en 2023 fueron de 502.300 millones de euros, lo que representa un 19,7% del total de las exportaciones de la UE.





 

diciembre 28, 2024

Argentina: Milei y el capital financiero festejan mientras los trabajadores sufrimos

El gobierno ha logrado controlar momentáneamente la “macroeconomía”, y lo principal, no solo desde el punto de vista económico sino también político, bajar la inflación. Aunque algunos números nos pueden generar dudas, es cierto que viene bajando y en noviembre y diciembre se prevé que seguiría oscilando alrededor del 3%. Como se trata de un gobierno burgués, Milei obtuvo este resultado haciendo pagar un precio altísimo, a los trabajadores con una gran caída salarial y con muchos despidos, suspensiones y cierres de empresas, ajustando a los jubilados a la salud y a la educación.  Para bajar la “fiebre” inflacionaria “enfrió” terriblemente la economía, parando casi a cero algunas ramas de la producción. El eje de esta “estabilidad macroeconómica” ha sido el terrible ajuste fiscal, es decir, la motosierra -recortes del “gasto” que paralizó las obras públicas y las transferencias a las provincias, y despidiendo trabajadores estatales- y licuadora a fondo -realizando una devaluación del 118% que liquidó los salarios y una desregulación de las tarifas de servicios y transporte-. Encima en diciembre se viene otro mazazo a la luz, nafta, alquileres, prepagas, etc.

Entonces, claro, bajó la inflación, pero la pobreza alcanza niveles similares a los del 2002, arriba del 50%, con salarios que llegaron a ser los más bajos de Latinoamérica. En octubre, según el Indec, una familia para no ser pobre necesitaba 1 millón de pesos. En los últimos 3 meses, los salarios privados repuntaron un poco, pero no alcanzan ni de casualidad a los niveles de noviembre del 2023. “El empleado público es el que más poder adquisitivo está perdiendo en estos meses. En el mes de septiembre tuvo un ingreso real equivalente al 84% del que tenía en noviembre de 2023, es decir que perdió un 16% de ingreso real respecto a ese mes. La mayor caída se había registrado en febrero con 22%”. Ismael Bermúdez, Diario Clarín. El gobierno te hunde la cabeza 3 metros debajo del agua. Después te deja subir un metro y dice que como estamos más cerca de la superficie “hubo una recuperación”. Pero mientras tanto los trabajadores seguimos aguantando la respiración debajo del agua.

El gobierno se llena la boca hablando de que bajó la inflación, pero no dicen que eso no es garantía de que la economía crezca y menos que menos que ese crecimiento vaya a favorecer a los trabajadores. Si vamos al caso, hay un montón de países de la región que tienen números todavía más bajos, sin embargo, tienen índices de pobreza y precariedad laboral altísimos Perú, Chile, Paraguay, Ecuador, etc.

En realidad, cuando se habla de que resolvió la “macro” quiere decir que, hasta octubre, al menos, la burguesía había cerrado filas detrás del gobierno buscando reubicarse ante la nueva situación política y económica, dándole “gobernabilidad”, aprobándole las leyes principales y dándole la potestad de gobernar por decreto y dejándole pasar los vetos a la movilidad jubilatoria y al financiamiento universitario. La unidad de la burguesía y el imperialismo alrededor de los ejes centrales del ajuste del gobierno y las reformas estructurales (entre ellas la laboral) creó un “clima” de confianza favorable para el blanqueo de capitales, que llegó a casi U$S 20.000 millones. A estos dólares se sumó la gran liquidación de divisas de la burguesía agraria, que mantenía una presión para devaluar la moneda, pero terminó aceptando “las reglas del juego” del gobierno. Es que no le servía seguir reteniendo, porque con el blanqueo y los dólares del carry trade el gobierno podía aguantar esa presión, manteniendo el dólar estable. Fue un octubre atípico, ya que siendo un mes en el que no se liquidan divisas, se vendieron granos como nunca. 

Hubo un informe del CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) registrando una cierta recuperación en el consumo, del cual el gobierno se vanagloriaba diciendo que se terminaba la recesión. Pero lo que no decía el gobierno es que ese aumento del consumo lo arrastraba el 10% de la población, es decir de la pequeña burguesía que tiene poder de compra, pero no de la clase trabajadora y el pueblo pobre que se endeuda con la tarjeta de crédito para pagar alimentos.

Cuando el despreciable de Manuel Adorni dice que empezó a crecer la economía, no dice que esa recuperación es muy incipiente, desigual y que ni siquiera alcanza a los niveles previos de noviembre 2023. La construcción, que es uno de los sectores que más dinamiza la economía, sigue casi parado. En la Industria: la capacidad instalada mostró una tibia suba mensual en septiembre, pero sigue lejos de los niveles de 2023. Solo el petróleo y pesca crecieron, pero la siderúrgica, la industria automotriz y los textiles están muy por debajo del año pasado. Por otro lado, los grandes capitales plantean que hasta que no se levante el cepo, no realizaran grandes inversiones.

Por eso ya casi entrando en diciembre hay sectores que empiezan a poner en dudas el plan a mediano plazo, principalmente los industriales. Fueron en ese sentido las palabras de Paolo Rocca, que no se podía competir con los productos chinos, y también en la última reunión de la UIA se escucharon voces críticas hacia el gobierno y el curso económico que está afectando a la industria. Es que ya cerraron 16.500 pymes y se anuncia el cierre de otras 25.000 para el 2025.

Qué puede pasar con el nuevo gobierno de Trump

Todo hace pensar que, si Trump hace lo que prometió durante su campaña electoral, no beneficiaría a la economía de los países semicoloniales como Argentina. Una suba de los aranceles hasta un 60% para los productos chinos y aranceles del 25% para Canadá y México, más un alza adicional del 10% para las importaciones europeas, haría subir la inflación de EE-UU. Esto obligaría a la Reserva Federal (FED) a subir la tasa de interés, lo que haría que los capitales fluyan hacía EEUU. Por otro lado, al subir las barreras arancelarias perjudicaría los productos de los países que exportan a EEUU. Es probable que una parte de esos productos chinos (y de otros países que tienen ventajas comparativas en precios), que no se realizan en el mercado yanki, entren al mercado argentino ya deprimido, por la política del gobierno de favorecer las importaciones, lo cual agravaría la crisis de un sector de la industria y provocaría más despidos.

Nosotros pensamos que pueden pasar varias cosas, a corto plazo y mediano plazo. Si la situación sigue así, con la economía “estabilizada”, van a mantener la bicicleta financiera con el cepo hasta que puedan conseguir un préstamo de dólares. A favor, el gobierno tiene el superávit en dólares que puede obtener de la exportación de energía, con Vaca Muerta. Pero los analistas burgueses coinciden en que tampoco es cualitativo. En contra, los dólares que se van a ir por el turismo al exterior en este verano. Se habla de una fuga de 3000 millones, que se sumarían a los dólares que salen por las importaciones. Ahora Caputo dice que el FMI le daría un préstamo de 12000 millones de dólares, pero, por lo menos hasta ahora, ese préstamo estaba condicionado a la exigencia de una devaluación. También la devaluación del real, al encarecer las exportaciones argentinas a ese país (principal destino de las exportaciones industriales) presiona sobre la moneda nacional. La razón por la cual el gobierno no quiere devaluar, no es porque le interesen los bolsillos de las familias trabajadoras, que el mismo Milei se encargó de vaciar, sino porque la inflación baja va a ser el principal caballito de batalla para las elecciones de octubre 2025. Diez meses, para cómo está la situación en nuestro país y en el mundo, parecen un siglo.

La otra es a largo plazo (es decir durante los 3 años de mandato que le quedan). Algunos trabajadores se engañan por el hecho de que la inflación bajó y creen que hay que esperar, que si bien la situación es dura el gobierno va por el buen camino, o por lo menos quieren esperar a ver para donde va todo esto. Nosotros creemos que dada la situación internacional ni a este gobierno ni a ningún otro le va a ir bien porque en el horizonte se acumulan nubes negras de tormenta. Como lo venimos diciendo, la situación internacional se encamina hacia una tercera guerra mundial. Si esta situación se demorara en estallar un par de años, sin que hubiera grandes luchas en nuestro país, entonces nos iría muy mal a los trabajadores ya que en ese caso vamos a un proceso de acumulación de capital totalmente diferente, con baja inflación, pero con muy pocos sectores industriales. Sin educación, ni salud, ni universidad pública, con niveles de pobreza cercanos al 70% y principalmente con difíciles condiciones para la organización sindical. En síntesis: como cualquier otro país de América Latina. Chile, Perú, Ecuador, Paraguay, etc. Exportadores de materias primas y alguna que otra industria, pero marginal. Con niveles cada vez más altos de cuentapropismo -más altos que ahora-, es decir trabajadores independientes que no tienen acceso a jubilación, ni a una obra social, ni aguinaldo, ni licencias, etc., como, de hecho, ya está pasando hace años, pero mucho peor.

Las dos caras de la misma moneda semicolonial capitalista

En este “maldito” péndulo de la historia argentinalos trabajadores vamos – como dice el tango- “dando tumbos”, de sufrir la hiperinflación a padecer una hiperdesocupación, y como resultante de esas dos variables tenemos cada vez más pobreza.

En el gobierno anterior, con los peronistas/kirchneristas, le daban a la “maquinita” de impresión de pesos, y vía inflacionaria nos licuaban los salarios facilitando la transferencia de ganancia al gran capital; así terminamos con el gobierno que “venía a llenarnos la heladera”: 40% de pobreza y trabajadores en blanco con salarios de pobreza, cuando la burguesía se la llevaba con pala.

Ahora los liberales hacen un ajuste tremendo, permitiendo que el gran capital financiero imperialista nos hunda el cuchillo hasta el fondo y estamos al 55%, o sea 15% de pobres más en 12 meses. Síntesis: Las dos caras de una misma moneda capitalista. 

Nos dicen algunos adoradores de Néstor K, que en su gobierno había superavit comercial y fiscal. Sí, claro, porque aquellos años existió un impresionante viento de cola con precios altísimos de los commodities, y una gran devaluación del salario durante el gobierno de Duhalde (mayor a la de diciembre pasado), que permitió una acumulación que duró unos pocos años hasta el 2008 y luego vino la crisis internacional (donde los grandes Estados imperialistas pusieron 18 billones de dólares para rescatar a las grandes empresas y a los bancos).

Después vino el gobierno de CFK que no resolvió ninguno de los problemas estructurales ni energéticos, ni de transporte, y las “grasas acumuladas” le duraron hasta que tuvo que aplicar una nueva devaluación en enero del 2014, estando Kicillof de Ministro de Economía. Y no solamente que pagó religiosamente al FMI y que aumentó la deuda interna, sino que terminó la famosa “década ganada” con 30% de pobreza, después de que entró al país plata como nunca en la historia en Argentina, o sea, como dijo CFK, “los grandes capitales se la llevaron con pala”. Tal vez sea eso lo que los trabajadores peronistas no pueden entender, que con los dos últimos gobiernos de CFK, mientras sus salarios bajaban, los capitalistas ganaron como nunca.

Encima, para disputarle a la “derecha” la gran “estratega” puso de candidato a Scioli, luego a Alberto y para rematarla a Massa…. y así estamos. Ahora le dice al senador José Mayans que ella no lo quiere “voltear” a Milei y su hijo “aloe vera” (tiene un montón de propiedades) dice que hay que aguantarse el veto de Milei, porque es un instrumento legítimo del Presidente…, claro, si ellos gobernaron igual, por decreto. Total, están “forrados de verde”, ambos, qué les puede interesar el pueblo trabajador. Debe ser en parte, por eso, que para ella “no hay ningún sistema mejor que el capitalismo”, como se ha cansado de decir.

Tampoco sirve tener 2 o 3 diputados más, como hace el FIT-U, sino se utiliza esa tribuna parlamentaria para explicar que la única salida para los trabajadores es la revolución socialista, pero no como hace el Chipi Castillo, que en un reportaje con Fantino trata de explicar qué es el socialismo como si fuera un cuentito para niños, como si hubiera que prescindir de la dictadura del proletariado y de la insurrección armada, no vaya a ser que espanten a la clase media progre que los vota, hablando de la violencia revolucionaria. Ellos se ubican como ala izquierda del régimen, por eso cuando aprieta un poco la situación política se colocan como ala izquierda del régimen capitalista, sacando la inefable consigna para todo tiempo y lugar: Asamblea Constituyente.

Como le decimos aquellos compañeros que nos leen siempre, no queda otra, esto se resuelve con la revolución socialista, un gobierno de trabajadores que expropie al gran capital y planifique la economía es la única manera en que podemos salir del atraso económico y empezar a resolver el problema de fondo, que es que somos un país semicolonial que tiene una industria con una tecnología atrasada. Y según lo ha expresado la historia, eso no lo puede hacer la clase obrera espontáneamente, para eso necesita construir un partido revolucionario, es la tarea en la que estamos, que es muy dura pero imprescindible, a la que te invitamos a participar.

2/12/24

Mariano López

Militante del Partido de la Causa Obrera (Argentina)

Acuerdo de colaboración política

El Comité de Enlace integrado por el PCO (Argentina) y CSR-ETO (Venezuela) y los compañeros Gustavo Burgos de Chile, editor de la revista El Porteño de Valparaíso y Sergio Bravo de Perú, editor del blog Revolución Permanente (Perú), constatamos que tenemos los siguientes acuerdos de principios y programáticos fundamentales:

1- Reivindicamos la estrategia de luchar por la dictadura del proletariado en el sentido que le daba la III Internacional en los cuatro primeros congresos bajo la dirección de Lenin y Trotsky, basada en órganos de poder con democracia clasista y en el armamento del proletariado.

2- Reivindicamos la vigencia del carácter de la época imperialista explicado por Lenin.

3- Declaramos que la guerra Ucrania/OTAN - Rusia es una guerra reaccionaria por ambas partes y que en consecuencia nuestra política es la del derrotismo revolucionario.

4- En la guerra en curso en el Medio Oriente tomamos posición en el bando militar de los pueblos y estados semi-coloniales atacados por el régimen sionista de Israel. Estamos por la destrucción del Estado de Israel, por la revolución obrera y socialista de los trabajadores palestinos, los trabajadores árabes y los trabajadores judíos que luchen contra la ocupación sionista.

5- Coincidimos en la caracterización de que Rusia actúa regionalmente como un estado imperialista basado en su poderío militar y en que China se ha desarrollado como una potencia imperialista en un plano mundial.

(Queda por definir si Rusia es, además de un “imperialismo militar”, un imperialismo moderno en el sentido leninista del término, es decir, si también es un “imperialismo financiero”.)

6- Coincidimos en que la persistente crisis que se produjo a partir de 2007-2008 (a la cual la burguesía imperialista no encuentra salida por medios económicos normales) obliga a las potencias imperialistas a dirimir el reparto del mercado mundial por medio de la guerra.

7- Coincidimos en la caracterización de que, en estas condiciones, una tercera guerra mundial es inevitable en un período próximo. La guerra aparece como inevitable por el atraso de las condiciones subjetivas, especialmente la prevalencia de las direcciones pro-burguesas del movimiento de masas y la ausencia de partido revolucionario internacional, lo que bloquea la posibilidad de revoluciones socialistas triunfantes que logren impedirla.

8- Coincidimos con el principio básico de defender la independencia política de la clase obrera en toda circunstancia. Contra la teoría del mal menor que es un apoyo explícito o velado a variantes burguesas y pequeñoburguesas.

Por lo tanto, mediante esta declaración nos reafirmamos en la necesidad de construir una organización revolucionaria internacional como tarea imprescindible, para lo cual declaramos que la Revista Manifiesto Internacional editada por el Comité de Enlace será nuestra herramienta de elaboración, difusión y polémica teórico-programática.

27/11/24

Comité de Enlace del Partido de la Causa Obrera (Argentina) y la Corriente Socialista Revolucionaria El Topo Obrero (Venezuela)

Gustavo Burgos, Revista “El Porteño”, Chile

Sergio Bravo, Blog “Revolución Permanente (Perú)”