mayo 20, 2025

Asamblea Clasista y no Asamblea Constituyente

La Asamblea Constituyente es una importante cuestión relacionada con el nivel de conciencia social y política, no solo del movimiento obrero y de masas, sino de las capas de la pequeña burguesía, en las condiciones particulares de cada país en un período concreto. 

Desde ya para abordarla contamos con los textos clásicos de Lenin (1903-1818), como los de Trotsky sobre la revolución china (1928-1932), sobre la situación en Italia y España en 1930-1931 o Francia en 1934.

Cuando las ilusiones y demandas de democratización son arraigadas y masivas, las consignas deben corresponder a dicha realidad. En tal caso una consigna básica, además de las consignas transicionales y de poder, es la de una Asamblea Constituyente Soberana. Pero ese no es el caso general de América Latina, donde tenemos toda una historia de experiencia con los regímenes seudo-democráticos desde el siglo pasado. La clase obrera y sus aliados la poseen.

Cuando las consignas democráticas se introducen sin un suficiente sustento en el nivel de conciencia y organicidad del movimiento de masas no contribuyen a movilizar revolucionariamente, sino al contrario, a desorientarlo de sus intereses históricos de poder, a mantenerlo subordinado a la política pequeñoburguesa institucional y al oportunismo de las burocracias.

Para comprenderlo es pertinente relacionar la cuestión de la Asamblea Constituyente con toda posibilidad de participación electoral. Como explicaba Lenin, los comunistas participan en elecciones para propagandizar su programa revolucionario y así convocar a los trabajadores a movilizarse por él. Pero participar adaptando sus demandas y su acción a una exigencia central de candidatear no es más que el viejo electoralismo reformista. De igual forma, las consignas democráticas deben justificarse por sí mismas y ser útiles a la movilización revolucionaria, no constituir frenos ni desvíos. Cuando el nivel de experiencia y conciencia de la vanguardia de la clase implican redoblar la lucha contra el Estado de la burguesía, introducir innecesariamente una consigna democrática como la Asamblea Constituyente en sustitución de las consignas de poder, es una capitulación. Las realidades en las que se hizo necesario agitar por una Asamblea Constituyente, como la sociedad china de casi un siglo atrás o el caso contemporáneo de Egipto, no corresponden a las actuales situaciones en América Latina.

Las situaciones pre-revolucionarias y revolucionarias nunca se presentan de forma continua. En países desarrollados aparecen cada ciertas décadas y en determinados países semi-coloniales con alguna recurrencia, como en Latinoamérica. El caso de Francia en los últimos años se hizo evidente, tanto como fueron los ascensos de masas y levantamientos ocurridos en Ecuador, Perú, Argentina, Venezuela, Bolivia, Honduras, Guatemala, Chile, Colombia..., desde hace veinticinco años, pero más aproximadamente desde el 2018. Este es el más fiel indicador del nivel de conciencia en sectores de las masas y del grado de maduración de su experiencia con la seudo-democracia capitalista. El recurso a la consigna de Asamblea Constituyente tiene que ver directamente con el régimen al que un determinado pueblo es sometido durante décadas y con su capacidad de respuesta, no con etapas pre-establecidas artificialmente en la lucha de clases y la permanente generación de señuelos ilusionantes, de espejismos democratizantes del mismo Estado Burgués, como han acostumbrado siempre las direcciones reformistas y sus programas, hoy pasados a un tipo de neoliberalismo moderado. Cuando la consigna de la Asamblea Constituyente se convierte en un "dogal al cuello del proletariado" (Trotsky), entonces es inaceptable.

La naturaleza episódica, táctica, de la consigna democrática de Asamblea Constituyente, en cambio, está explicada en el Programa de Transición; se trata de evaluar si la consigna es útil, necesaria, en determinado caso y momento, para ampliar la movilización por el derrocamiento el gobierno burgués, tomando en consideración las expectativas de sectores que, justamente, no pueden ser ganados solo con la agitación por un gobierno obrero y campesino. Esta es la circunstancia que hoy en día se hace cada vez menos frecuente en América Latina, porque la experiencia de las masas con el régimen seudo-democrático burgués es un proceso continuo que abarca décadas y de esta manera reduce grandemente sus ilusiones en el Estado de la clase explotadora, como revela el hartazgo generalizado en vastos sectores y el advenimiento de levantamientos.

Añadir, por otro lado, que quienes plantean adicionar el concepto "revolucionaria" a la consigna democrática de la Asamblea Constituyente modifican completamente su carácter, pues deja de cumplir el tradicional rol para situaciones en que las masas trabajadoras permanecen con muy altas expectativas democratizadoras, pasando a convertirse en parte de las tareas posteriores a la toma del poder; así la demanda no estaría asumiendo una función ni en el plano democrático ni en el revolucionario, como en este último caso significaría generar un organismo que luchase por el poder: una Asamblea Popular Nacional diríamos en el Perú, un organismo de poder proletario y no ya un órgano de la democracia burguesa, con lo que la consigna supera la naturaleza táctica y deviene en estratégica. Recordemos aquí la experiencia soviética: la Asamblea Constituyente demo-burguesa fue concebida e impulsada como una necesidad por los bolcheviques y luego disuelta al no adoptar una política revolucionaria, pero, sin embargo, una Constitución revolucionaria sí fue adoptada aquel mismo año 1918 por el V Congreso Panruso de los Soviets.

Revolución Permanente




mayo 19, 2025

Un nuevo endeudamiento con el FMI: El gobierno gana tiempo, mientras empeora la situación social (PCO - Argentina)

Como lo veníamos planteando desde La Causa Obrera, el nuevo endeudamiento con el FMI, era un hecho. Todo ese discurso que había que resistir el ajuste para que llovieran las inversiones, se estrelló contra el suelo. Aumentaron las tarifas, despidieron a miles de trabajadores estatales, se hicieron recortes en salud, educación, obras de infraestructura, con el único objetivo de que ganen los mismos grandes capitalistas de siempre, y eso va a ser así mientras gobiernen: peronistas, liberales, radicales o militares.

Con este nuevo acuerdo de alrededor de U$D 20.000 millones, junto con el aporte de otros organismos de crédito internacionales, el gobierno dice que duplicará las reservas brutas a U$D 50 000 millones. Sin dudas, sino hubiera sido por el préstamo, Caputo terminaba en una corrida cambiaria, algo parecido a cuando fue Ministro en el 2018. En aquellos años, el FMI había aprobado un préstamo de 57.000 millones de dólares al gobierno de Macri y donde la mayor parte de ese préstamo, terminó financiando una fuga de capitales.

Se calcula que, desde diciembre hasta el viernes 11 de abril, la sangría había sido alrededor de U$D 8000 millones para cubrirle la retirada a los especuladores financieros en el carry trade (bicicleta financiera), y el riesgo país había alcanzado los 720 puntos, cuando en enero había sido de 560. Como el riesgo país indica, a grandes rasgos, la disponibilidad del gran capital y el imperialismo para invertir o no, en un determinado país, la subida en las últimas semanas, expresaba la desconfianza con el gobierno. Por eso ya se sabía que el acuerdo se realizaría si había una devaluación.

Mientras se escatimaban recursos para cubrir los desastres generados por el cambio climático en Bahía Blanca (donde hubo decenas de muertos confirmados) el gobierno cubría la retirada de los grandes especuladores “amigotes” de Milei y Caputo. Sin ir más lejos, el viernes 11, el Banco Central vendió U$D 400 millones, ya sabiendo que se venía la depreciación del peso, indicando que es una nueva estafa, como la del criptogate-Libra. Es decir, que no solamente son unos reaccionarios anti-obreros que gobiernan para el gran capital financiero e imperialista, sino que son una manga de delincuentes que utilizan al Estado como botín de guerra: Milei, Karina, Caputo, Bausili (presidente del Banco Central), Sturzenegger, que se enriquecen a costa de los trabajadores, jubilados, estudiantes y pobres del pueblo argentino.

El gobierno pensaba que sus “héroes” los empresarios, lo iban a bancar para que llegara tranquilo a las elecciones, pero la situación política internacional, se hizo muy inestable luego de la asunción de Donald Trump. El nuevo gobierno yanky ha decidido redoblar la apuesta en el enfrentamiento con el imperialismo chino, por la hegemonía global. Es que, de alguna manera, el salvataje del FMI también fue una especie de disciplinamiento, le tiraron de “las riendas” para que no pretenda alejarse un milímetro de lo que quiere el imperialismo.

Ahora se abre una nueva situación política y tal vez el gobierno encuentre un margen hasta las elecciones, aunque no esta tan claro, por un lado, porque la burguesía agraria no esta tan convencida de tener que vender a un dólar que no le conviene, pero la amenaza de que el dólar pueda bajar y que le vuelva a aumentar las retenciones en junio, los ponen en una encrucijada. Otro problema para obtener reservas de dólares, es que ha bajado mucho el precio del petróleo y eso complica la explotación de Vaca Muerta. Sin embargo, el gobierno puede tener algún aire adicional, ya que luego de las medidas arancelarias de Trump, los tenedores de deuda, vendieron los bonos del Tesoro y es probable que, a diferencia de otras crisis, se produzca un mecanismo a la inversa donde, puedan fluir esas inversiones hacia los países “emergentes” como Argentina.

Las consecuencias de esta nueva entrega al imperialismo

En marzo del 2025, se calculaba que la deuda pública había alcanzado el nuevo récord de casi U$D 480.000 millones, y se seguirá agrandando con el nuevo acuerdo con el FMI, es decir, que hipoteca el futuro de las próximas generaciones de trabajadores. Es que la deuda es un componente estructural de la economía de los países semi-coloniales como el nuestro, es un mecanismo por el cual la economía de estos países, permanece atada a los designios del imperialismo. Si bien los acuerdos de Bretton Woods al final de la 2da Guerra Mundial, ya establecían este tipo de política para garantizar la subordinación al imperialismo yanky, en Argentina esta sumisión, comenzó más claramente durante la última dictadura militar. Tanto los que endeudaron al país como los que pagaron (Néstor Kirchner) expresan dos caras de una misma moneda de entrega al gran capital imperialista.

La deuda nunca se termina de pagar, porque siempre lo que se paga son los intereses, de intereses, por eso la única política posible es desconocerla completamente. Pero esto, no lo puede hacer un gobierno de la burguesía nacional, porque sus intereses están atados estructuralmente al imperialismo como socias menores en la explotación de los oprimidos de los países semi-coloniales -como quedó demostrado durante los primeros años del siglo XXI con los gobiernos nacionales y populares de Chávez, Evo Morales, Lula, Kirchner-. Es por eso que decimos que solamente un gobierno de los trabajadores es el único capaz de romper las ataduras con el imperialismo.

El FMI está prestando aún más dinero, violando sus propias normas, y esto puede ser explicado, por la disputa a nivel global entre el imperialismo yanky y chino. El gobierno de Milei es un ariete del imperialismo yanky, en una zona estratégica del mundo, como ya lo había planteado la jefa del comando sur del gobierno de Biden, la general Laura Richardson, Argentina es importante para el imperialismo, porque “tiene 31% del agua dulce del mundo, cerca del 30% de las tierras agrícolas de alto y mediano potencial y produce más del 50% de la soja global” y tiene recursos minerales muy abundantes en la Cordillera de los Andes, litio, cobre, oro, etc. Pero además el acuerdo implica una reforma laboral y previsional que seguramente será implementada después de las elecciones, y que, aunque todavía no se conocen los detalles, no cabe ninguna duda que será una mayor profundización de la explotación a los trabajadores y mayor pobreza estructural.

Solo dos sectores económicos han prosperado bajo el gobierno de Milei: el financiero y el minero. Estos generan pocos ingresos fiscales y emplean a relativamente pocos trabajadores (se calcula un 4% del total). En cambio, los tres sectores que representan casi la mitad de la fuerza de trabajo, la construcción, la industria y el comercio, se encuentran en una profunda recesión. Por eso ya casi sin pruritos el mismo Caputo habla de tomar como modelo la economía peruana, un mero exportador de materias primas, es decir, un país que no tiene inflación, pero prácticamente no hay industrias, casi sin educación ni salud pública (para todas las clases sociales), con altos índices de informalidad laboral y nulas tasas de sindicalización.

A pesar de la CGT, el paro demostró creciente descontento con el gobierno

El paro del 10 de abril fue importante, a pesar de que la burocracia sindical (muy desprestigiada entre la clase obrera) no lo garantizó a fondo. Aunque se cumplió sin entusiasmo, sin manifestaciones del activismo por la base. En las movilizaciones que se hicieron no participaron sectores de trabajadores de base, solo el aparato la burocracia sindical. Para colmo la UTA no paró, por lo que facilitó el movimiento laboral de sectores cuentapropistas, de aquellos que todavía esperan algo del gobierno, o simplemente, que no quieren perder el día de salario y el premio en algunos casos.

Es un paro que nunca buscó tener continuidad, todo lo contrario, la burocracia sindical ha dejado pasar uno de los peores ataques a las condiciones de vida y del salario a la clase trabajadora en las últimas décadas. En ese mismo tenor ha actuado la oposición política patronal. Como ya lo venimos diciendo, si Milei, ganó las elecciones fue porque el gobierno de Alberto y Cristina le allanaron el camino y ahora siendo oposición le garantizan la gobernabilidad, como lo dijo el mismo Máximo Kirchner en noviembre pasado: “el presidente Milei tiene derecho constitucional a utilizar el veto” o CFK, al diputado José Mayans, “que había que respetar al gobierno elegido democráticamente”.  Evidentemente, la línea del peronismo, no es tirar abajo a Milei mediante la movilización, sino sólo buscan condicionarlo electoralmente, solo se limitan a cuidar sus cuotas de poder, pero dejan pasar toda la política de ajuste. Basta ver las declaraciones de Juan Grabois que dijo que los docentes y personal de salud que se tomaban licencias merecían ser fusilados… ¡¡Y esa es el ala izquierda del peronismo!!! Pensar que varios de los dirigentes del FIT-U se sacaron fotos con este reaccionario con sotana amigo del Papa.

La situación económica se hace intolerable para la clase obrera y el pueblo pobre. A la inflación, que en marzo dio cerca del 4%, es decir que ya venía en alza, se le suma esta nueva devaluación (en principio del %12) que ya se trasladó a los precios principalmente a los alimentos y alquileres. Se calcula que el salario tuvo una pérdida del poder de compra del 30% entre noviembre de 2023 y febrero del 2025, es por eso que el consumo masivo cayó 5,4% interanual en marzo y encadena 16 meses consecutivos a la baja. Es por eso que empieza a haber una mayor predisposición a la lucha, como lo indican la movilización espontánea del día 12 de marzo, junto con las del 1 de febrero (en contra del ataque del gobierno a las disidencias sexuales) y la gran movilización del 24 de marzo, así como el importante paro del 10 de abril, para voltear a este gobierno anti-obrero y lacayo del imperialismo.

Pero para eso NO va a alcanzar solo con la movilización callejera. Hay que organizar la bronca en las fábricas y otras estructuras laborales, los barrios obreros y populares, en los hospitales, facultades y colegios, una fuerza suficiente organizada desde las bases. A partir de la organización obrera y popular, a través de agrupaciones clasistas, asambleas de base y coordinadoras, comités de autodefensa, podremos preparar la huelga general para voltear a Milei, pero no para que vuelva el peronismo, sino para que gobernemos los trabajadores. Es decir, que instauremos un gobierno de trabajadores que expropie al gran capital y planifique la economía, y esto solo será posible si logramos construir un partido revolucionario. Para esa difícil pero necesaria tarea, militamos en La Causa Obrera y te invitamos a que seas parte.

24.04.25

Partido de la Causa Obrera




Venezuela-EEUU en el segundo mandato de Trump (CSR-ETO - Venezuela)

Donald Trump en su segundo mandato ha dado un giro en la manera de abordar el escenario mundial y así mismo ha cambiado respecto a Venezuela.

El chavismo nunca ha sido el gobierno que quisiera EEUU para Venezuela porque no termina de ajustarse fielmente a los intereses de la potencia imperial, además que recientemente abrió puertas a relaciones con sus rivales comerciales y políticos como son China, Irán, Rusia entre otros. EEUU para intentar romper y castigar estas relaciones ha respondido con sanciones como: congelación de activos, órdenes de capturas, suspensión de visado tanto a funcionarios como a instituciones venezolanas, como el BCV y PDVSA, intentado ahogar al gobierno al punto de provocar su sustitución. Estas medidas no dieron los resultados esperados y fueron desechadas por el gobierno de Biden, quien avanzó en recomponer las relaciones, aligerar las sanciones con el correspondiente esfuerzo del chavismo en convertirse en el mejor agente posible para los intereses de los EEUU.

Entre Venezuela y EEUU el tema petrolero sigue siendo el tema de principal interés. Históricamente, Venezuela ha sido considerada un abastecedor seguro para EEUU desde el mismo inicio de la explotación petrolera en el país. A pesar del bajón en la producción petrolera y las relaciones entre ambos países hoy día el petróleo venezolano representa el 3,5% de las importaciones totales de crudo de EEUU, siendo el cuarto proveedor, pero más importante aún, representa el 13% del petróleo importado para las refinerías de la costa del golfo de EEUU.

Si bien la relación entre EEUU y Venezuela se vio golpeada en los últimos años en los cuales China pasó a ser el primer comprador de petróleo venezolano, esta situación ha venido cambiando con la concesión dada a Chevron y otras empresas por parte del departamento del tesoro norteamericano. Durante el primer mandato de Trump las sanciones hacia la economía venezolana motivaron un aumento importante del intercambio China-Venezuela al punto de convertirse China en el principal socio comercial entre los años 2018 y 2022. Con la política del gobierno de Biden, los EEUU buscó darle un giro a esta situación, aligerando las sanciones y otorgando licencias para comercialización petrolera a Chevron, dando como resultado que para el año 2024 el intercambio comercial con EEUU llegase a 10.200 MM$ mientras el intercambio con China a 6.401 MM$ volviendo EEUU a ser el socio principal.

A pesar de esa ventana favorable a China en un período corto de tiempo, la relación Venezuela-EEUU posee aspectos cualitativos que generan una dependencia mayor. Esta radica en el hecho de que las importaciones involucran petróleo refinado y tecnología industrial, de la cual el país sigue siendo dependiente, mientras que, desde China las importaciones son principalmente electrodomésticos y productos de consumo masivo, otorgándole un mayor peso al intercambio estadounidense en aspectos económicos y políticos.

En el segundo mandato de Trump, y desde antes de llegar al poder, su discurso hacia el gobierno de Maduro cambió, siendo mucho más comedido respecto a lo que anteriormente era una andanada de ataques contra el chavismo como fueron: las sanciones, el reconocimiento de un presidente alterno, el financiamiento de la oposición y una ofensiva de micrófono que obligó al chavismo a buscar otros mercados y destinos para la producción petrolera. En la era Trump 2, las declaraciones sobre Maduro son menores, no hay un reconocimiento hacia Edmundo González, quien tendría el papel de presidente alterno, ni apoyo, al menos abierto, al liderazgo actual de la oposición.

El cambio en la manera de abordar el tema Venezuela, forma parte del reordenamiento de la ofensiva de la burguesía norteamericana a través de Donald Trump quien intenta cambiar las reglas de juego en un escenario mundial que no les favorece o no hace lo suficiente por ellos en su enfrentamiento comercial con China. En el escenario mundial, Venezuela solo tiene para ofrecer petróleo y algunos minerales importantes pero cuya explotación es marginal frente a los hidrocarburos. Al parecer Trump, dándole continuidad a la política de Biden, ha entendido que, aunque el chavismo no es el gobierno que quisieran, es el que por ahora le garantiza condiciones de gobernabilidad para un abastecimiento petrolero constante.

En el nuevo redimensionamiento de las relaciones EEUU-VENEZUELA, Trump 2 comenzó con el envío de un funcionario de alto nivel para establecer acuerdos que aún hoy son desconocidos por la población, pero cuyos resultados se dejan ver. Lo primero fue un reconocimiento a Maduro, con la presencia del enviado Richard Grenell en Miraflores, además del establecimiento de una vía de comunicación, que durante la era Trump 1 no existió, la liberación de ciudadanos estadounidense presos en el país y la activación de vuelos de deportación desde EEUU. Pocos días después, Trump sorprende anunciando la suspensión de la licencia que permite la explotación petrolera de Chevron en el país, lo que sería un fuerte golpe a los ingresos que administra el chavismo. Entre las razones argumentadas por Trump para darle curso a la suspensión están, un reclamo sobre estadounidenses detenidos en Venezuela, de los cuales poco o nada se sabe, la falta de garantías electorales y el incumplimiento del acuerdo de recibir a los venezolanos deportados.

La amenaza de la eliminación de la licencia de explotación de Chevron la consideramos parte de la táctica que usa Trump a la hora de negociar, para hacerlo en un escenario más favorable no solo con Maduro sino con la mismísima Chevron que está en conversaciones para la renovación de su licencia.

No conocemos los términos de la negociación con Chevron pero con Maduro, la presión se ha hecho más intensa en la exigencia de un recibimiento continuo y constante de inmigrantes deportado; exigencia acompañada por el envío de venezolanos a cárceles en Guantánamo y El Salvador en clara violación del orden jurídico internacional añadiendo más presión al asunto.

El gobierno de Maduro, ante la amenaza trumpista ha respondido con un escueto reclamo, más interesado en evitar la reacción de Trump que en rescatar algo del discurso antiimperialista del cual ya nada le queda. En el comunicado del chavismo disculpan a Trump, con la explicación inverosímil que todo ha sido tramado por la oposición venezolana, como si esta última pudiese tener un peso sobre las decisiones de la potencia imperial. Luego hace notar con motivo de orgullo, que Chevron, la transnacional imperialista de petróleo, tienen 100 años funcionando en Venezuela y que si fuera por ellos durarían 100 años más. También se apura en activar los vuelos de deportación de manera más constantes para satisfacer las exigencias de Trump y anuncia para el país el lanzamiento del plan de independencia productiva absoluta. Respecto a este último, Maduro no muestra ningún tipo de contenido ni proyecto de acción, es en realidad una consigna vacía para solo tener algo que contestar a la medida de sanciones.

Finalmente, el departamento del tesoro norteamericano extendió la licencia de Chevron por un mes más, pero añadiendo nuevos términos, como excluir a otras empresas que se beneficiaban con la licencia como eran: REPSOL (España), ENI (Italia), Global Oil (EEUU) y Reliance (India), siendo esto un ataque a sus rivales comerciales. Además, estos términos están acompañando con aranceles del 25% a cualquier país que compre petróleo o gas venezolano. De esta manera busca hacer dependiente a Venezuela de una única y exclusiva vía de comercialización petrolera a través de Chevron y así intentar echar de lejos a cualquier pretensión de abastecer a su rival comercial chino.

El chavismo con Maduro como su líder actual, ha buscado ser el agente ideal para las grandes transnacionales, su apertura hacia otras potencias como China es un acto que la potencia imperial busca resolver. La presión de Trump sobre Maduro es para colocar bajo su control total los recursos venezolanos ante una futura confrontación global. Mientras tanto, Maduro crea las condiciones en el país para procurar generarles el mayor beneficio posible. El trabajo de Maduro en Venezuela ha implicado, por ejemplo, dejar de lado el ordenamiento jurídico medio ambiental, dejándolo sin efecto en las zonas especiales económicas para que las trasnacionales saqueen destruyendo espacios ecológicos protegidos, como el desastre ecológico que se produce en el arco minero del Orinoco.

También han tomado medidas para disminuir la permisología necesaria para el establecimiento y operación de actividades comerciales por parte de empresas extranjeras en el país, así como la destrucción de los derechos de los trabajadores entregándoles en total indefensión a la explotación de las empresas nacionales e internacionales.

Los trabajadores han perdido su derecho a medidas mínimas de seguridad en el trabajo, han perdido beneficios económicos que complementaban su salario, han perdido el salario al punto de ser prácticamente el más bajo del mundo y lo más importante han perdido sus organizaciones sindicales y el derecho a realizar acciones de lucha.

El gobierno de Maduro avanza en entregar los recursos naturales, industriales y humanos del país a los intereses del gran capital y responde con represión a cualquier asomo de luchas que se presente en el país.

La clase trabajadora no puede albergar esperanzas que en manos del chavismo pueda mejorar su situación. Sus intereses están de lado de las grandes transnacionales y el imperialismo norteamericano o chino. Las posibilidades de mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadora venezolana, residen en la capacidad de lucha que tenga para pelear hoy por sus derechos y luego por un gobierno de los trabajadores. La correlación de fuerzas no nos favorece y la tarea, aunque difícil, es reconstruir nuestras organizaciones de lucha y defender nuestros derechos en cada espacio que sea posible. El derecho a un salario digno, el derecho a la sindicalización, el derecho a las elecciones en los centros de estudio, el derecho a la seguridad industrial, a las contrataciones colectivas, no podemos dejarlos de lado, nuestras demandas reivindicativas debemos defenderlas desde cualquier espacio como una tarea urgente hoy.

10.04.25

Corriente Socialista Revolucionaria - El Topo Obrero