De Boluarte a Jerí: el régimen del golpe fujimorista cumplió su tercer año restregándole al pueblo un relevo de fantoches y extendiendo el Estado de Emergencia en la capital por 30 días, como reaseguro contra cualquier respuesta popular a su designio de mayor empobrecimiento generalizado.
El régimen de las mafias empresariales y políticas maneja a su antojo y regocijo un país sumido por la gran burguesía, durante décadas, en el expolio, la corrupción, la criminalidad, la minería envenenante, el narcotráfico, la deforestación a mansalva y, ahora, la extorsión y el sicariato. ¿Cuáles son algunas de sus respuestas puntuales a la agudización de las grandes necesidades de las masas trabajadoras? Por ejemplo, la inminencia de un decreto de urgencia para una privatizadora “reestructuración definitiva” de Petroperú, descuartizada en los años ‘90 por la misma dictadura de hoy y posteriormente saboteada sin cesar por la misma clase dominante para pretextar su privatización. Por ejemplo, destinando miles de millones de soles a compras de vehículos y pertrechos de guerra, como aviones y submarinos de combate, estos últimos mediante un contrato con Corea del Sur, pieza clave del orden imperialista norteamericano en Asia. Algo que la gran burguesía no descuida para seguir compartiendo el poder con la casta corrupta y asesina de las Fuerzas Armadas.
Nada menos que Trump, ha comunicado a su Congreso una iniciativa para designar al Perú como aliado estratégico no miembro de la OTAN, en línea con los acuerdos que EEUU mantiene con México, Colombia, Panamá o Chile sobre seguridad y defensa, comercio, narcotráfico o migración. Los cancilleres Marco Rubio (EEUU) y Hugo de Zela (Perú) se reunieron a inicios de este mes en Washington para declarar una “convergencia de prioridades en seguridad regional y defensa” derivada de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional aprobada por el gobierno estadounidense. A la semana siguiente, una delegación norteamericana de “especialistas en seguridad” arribó a Lima con la misión de “asesorar” al gobierno de Jerí y estrechar la coordinación estratégica.
En pocas palabras, Trump y su cúpula fascistoide han determinado un apoyo activo del Estado peruano a su intensa política para configurar un escenario de guerra mundial entre los bloques imperialistas occidental (OTAN) y oriental (China-Rusia). “Profundizar la relación económico-comercial” y “promover nuevas oportunidades de inversión en sectores estratégicos como minerales críticos e infraestructura” fueron, lógicamente, también parte del reafirmado lacayismo burgués, según declaración de la cancillería peruana, mientras a 2 mil kilómetros de sus propias costas la Guardia Costera de EEUU secuestra barcos cargados con petróleo venezolano y mientras su Aviación asesinó ya a más de cien tripulantes de botes con la directa complicidad de los gobiernos caribeños títeres de República Dominicana, Trinidad y Tobago, Granada y de los Países Bajos imperialistas mediante sus provincias de ultramar (Curazao, Aruba, Bonaire).
La burguesía y su predominante ala ultraderechista esperan ensalzar sin dificultad su constitucionalidad a partir de las elecciones de abril próximo, tras haber recurrido a la desfachatada trampa de reinstituir la bicameralidad explícitamente derrotada en el referéndum del 2018. Junto con ello buscarán revalidar una clara mayoría congresal que siga incluyendo un significativo número de representantes directos de sus diversas mafias. Pero eso nunca es todo. La burguesía también requiere siempre de una amortiguación institucional para sus planes reaccionarios, aquello que proveen con sobrado oportunismo las distintas cúpulas de las burocracias sindicales-populares y de los aparatos políticos proletarios y pequeñoburgueses. Fan zambullida, cuándo no, en el carnaval electorero, toda la seudoizquierda liberal disputa con patética fruición la atención de un pueblo oprimido del que lleva casi un siglo desertando, encuadrada esta vez en tres distintas facetas neoliberales: neo-ollantismo, castillismo y progresismo.
Los lánguidos restos del estalinismo tradicional, representados en el movimiento de masas por la alta burocracia de la CGTP, son los responsables históricos de la derrota del levantamiento del Sur y de otras provincias del Centro y del Norte en el 2023, pues se negaron, como siempre a lo largo de todo su bagaje de traiciones, a encabezar a la clase obrera y los explotados hacia el derribo del régimen de turno y el establecimiento de un poder proletario revolucionario que aplastase a la clase dominante asesina. Que la indiferencia o el repudio cuántas veces recibido por ellos desde los sectores más conscientes y combativos de los trabajadores, se vuelva a expresar una vez más y también electoralmente.
Fuera la dictadura fujimorista, esbirra del imperialismo.
Reforjar el movimiento de masas para construir auténticos organismos de poder clasista.
Comités unitarios de lucha, asambleas populares, frentes de defensa, columnas de autodefensa…, hacia una Asamblea Popular Nacional.
Forjar el partido revolucionario de la vanguardia trabajadora.
Luchar por un Gobierno Obrero y Popular.
30.12.25
Revolución Permanente
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