septiembre 23, 2013

Reformismo y traición de los falsos comunistas

por Carlos García M.

En Perú los herederos del estalinismo, al igual que en el resto del orbe, han tenido una existencia plagada de capitulaciones frente a la burguesía, algunas más flagrantes que otras. Esto se confirma fehacientemente en el devenir del Partido Comunista Peruano y el Partido Comunista del Perú – Patria Roja. Ambas organizaciones han transado continuamente con sectores de la burguesía, sirviendo de “contrapeso” estabilizador del orden de explotación burgués.

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No pretendemos presentar aquí una reseña histórica de la vieja “izquierda” estalinista peruana, mucho menos describir con lujo de detalles sus innumerables virajes y acomodos políticos, en esta oportunidad sólo queremos poner en relieve su vena reformista, pro burguesa y anti marxista, exponiendo algunos hechos concretos a manera de un somero vistazo panorámico.

Sumisión a la burguesía, una vieja práctica:
En las pasadas elecciones presidenciales y municipales en Lima los falsos comunistas dieron un triste espectáculo al consagrarse como entusiastas peones de los candidatos burgueses, Ollanta Humala y Susana Villarán respectivamente, el primero de ellos ex miembro del ejercito de la burguesía cuyo origen ideológico es el “etnocacerismo”, una variante nacionalista pequeño burguesa de tipo castrense. La segunda tenía como una de sus “mejores” credenciales el haber sido ministra del gobierno de Paniagua, administración que aseguró la continuidad del modelo neoliberal implantado durante el fujimorato.

En estas dos ocasiones los “comunistas” desperdiciaron la oportunidad de utilizar las elecciones como una tribuna para defender las reivindicaciones históricas de los trabajadores. Incluso en el plano electoral, como era de esperarse, no asumieron una posición clasista sino que marcharon detrás de las migajas de los patronos

Esta política no es nueva dentro del estalinismo peruano, de hecho constituye su sello característico, recordemos que en las postrimerías de los años 30 del siglo XX, el PCP dio cuenta de su servilismo pro burgués apoyando a la candidatura de Manuel Prado y Ugarteche (1939), considerándolo un “progresista” que ayudaría a democratizar el país. En el marco de la Segunda Guerra Mundial los “comunistas”, siguiendo la línea impuesta por el pacto Pacto Ribbentrop – Mólotov[1] apoyan a Prado quien se inclinaba en aquel momento hacia el eje fascista (Roma – Berlín – Tokio). Más tarde, tras el viraje de Stalin contra Hitler, continuaron de su lado acatando irreflexivamente la directiva internacional stalinista que llamaba a formar frentes antifascistas, ya que el gobierno pradista se había colocado al servicio del imperialismo norteamericano (involucrado en la guerra luego del ataque japonés a Pearl Harbor en diciembre de 1941) firmando el Tratado de Préstamos y Arriendos con los Estados Unidos. Por si fuera poco Manuel Prado, declarándose amigo personal de Roosevelt, permitió la instalación de una base aérea norteamericana en Talara, incluso deportó de manera prepotente e injustificada a japoneses y alemanes, todo esto con el beneplácito de los “comunistas” que lo llamaban el “Stalin Peruano”.

Pocos años después el Partido Comunista apoyó a José Luis Bustamante y Rivero (1945) candidato a la presidencia por el “Frente Democrático Nacional” (FDN) una coalición frentepopulista[2] que tenía al APRA como su eje. Al respecto Jorge del Prado (Secretario General del PCP de 1960 a 1991) justificó esta política oportunista afirmando que el país atravesaba por “un auge del movimiento sindical y popular” y que por eso “el terreno estaba prácticamente abonado para la constitución del Gran Frente Democrático Nacional” (Cuatro facetas de la historia del PCP - Ediciones Unidad 1987). Absurdamente para Del Prado un momento de auge sindical y popular justificaba la postración de los trabajadores ante la burguesía.

En 1956 los “comunistas” se colocan al servicio del aristócrata Fernando Belaúnde Terry apoyando su candidatura por el Frente Nacional de Juventudes Democráticas (FNJD), organismo burgués que dio origen al partido Acción Popular. Este servilismo se repitió en 1962 y 1963 cuando Belaúnde finalmente consiguió la presidencia de la mano con la democracia cristiana.

En las elecciones municipales capitalinas de 1966 el PCP, nuevamente bajo la errónea premisa de apoyar al sector “moderado” o menos reaccionario de la burguesía, se postró ante la coalición Acción Popular - Democracia Cristiana, cuyo candidato Luis Bedoya Reyes se disputaba el municipio con Jorge Grieve representante del “extrañísimo” pacto entre el Apra y su acérrimo enemigo la Unión Nacional Odriísta.

Estos referentes históricos sirven para constatar de manera irrefutable que el PCP y sus posteriores engendros siempre prefirieron conciliar con sectores burgueses antes que desplegar una política proletaria independiente, por lo tanto no existe posibilidad de regeneración o renovación para estas organizaciones enemigas de la revolución. Son ellos, los herederos del revisionismo estalinista, quienes apoyaron a los reaccionarios Alberto Fujimori en 1990 y Alejandro Toledo en 2000 y 2001, consagrándose finalmente como entusiastas braceros de la candidatura del otrora “progresista” y hoy consumado neoliberal Ollanta Humala.

Demagogia y electoralismo:
La actuación de los falsos comunistas se ha distinguido por la búsqueda compulsiva de vías para acceder a algún puesto dentro del Estado burgués, recurriendo a viles artimañas para mantener desorientados a los trabajadores y servirse de ellos. El comportamiento político de la vertiente maoísta también se inscribe dentro de esta repudiable tradición oportunista. Por ejemplo; a mediados de los años 80 el Partido Comunista del Perú - Patria Roja en su “V Congreso Nacional” consideraba estratégico preparar las condiciones materiales y subjetivas para el desarrollo de la lucha armada, no obstante contradiciendo su propia premisa ese mismo Congreso señala que la tarea principal es la participación en las elecciones presidenciales (1985) y municipales (1986). Una vez que Alfonso Barrantes Lingán, candidato de la coalición reformista Izquierda Unida[3] (IU), se negó a enfrentar en segunda vuelta al APRA, Patria Roja saludo el triunfo del reaccionario Alan García en términos bastante promisorios: “…las elecciones del 14 de abril confirman las tendencias básicas en el comportamiento del electorado que, recusando el continuismo acciopepecista, espera cambios en la conducción política y económica, abriendo paso a la realización de transformaciones sustantivas…” (Comunicado de junio de 1985).

Con ese mismo estilo oportunista e incoherente a inicios de los años 90 Patria Roja declaraba que “…la crisis madura las condiciones objetivas de la revolución…” (XI Pleno del Comité Central, febrero 1990) pero contradiciendo su propia caracterización de la situación apostó al electoralismo apoyando la candidatura presidencial de Henry Pease (IU).  Finalmente, al  sufrir una aplastante derrota la “izquierda” reformista no tuvo reparos en llamar a votar por Fujimori cuyo régimen significó una de las dictaduras más represivas y corruptas en la historia del país.

A pesar de que 2011, fruto de componendas interburocráticas, Patria Roja quedó oficialmente fuera del frente popular Gana Perú, apoyó servilmente al candidato nacionalista, a ese que hoy tildan de traidor cuando es bien sabido que un gobierno nacionalista burgués, debido a su carácter de clase, jamás ha servido para que el proletariado avance hacia su emancipación. Así Patria Roja al igual que el resto de la “izquierda” reformista anuló toda posibilidad de organización política clasista de los trabajadores fomentando por el contrario el patrioterismo pro burgués. El Partido Comunista del Perú - Patria Roja no forma parte de la Alianza Electoral Gana Perú, ni tiene alianza política con ella, pese a los enormes esfuerzos que hicimos para construir una gran unidad… llamamos al pueblo peruano a movilizarse y votar  por la candidatura de Ollanta Humala. Garantizar su victoria en la segunda vuelta es una tarea que compromete a todo peruano demócrata y patriota” (Comunicado del C.C. del  Partido Comunista del Perú-Patria Roja. Lima, 16 de abril de 2011)

En Lima el “Frente por la Ciudad” sirve abiertamente al gran capital:
Durante gran parte de su historia los partidos seudo comunistas tergiversaron groseramente los postulados básicos del Marxismo. Sin embargo, en la actualidad su discurso se ha puesto más a tono con su práctica pro capitalista. En ese sentido el actual Secretario General del PCP no tiene reparos en reclamar: “mayor inversión pública y privada para promover la demanda interna de los agentes productivos…” (Unidad, Órgano Oficial del Comité Central del PCP, 20 de agosto de 2013)

En esa línea de total servilismo al gran capital los falsos comunistas, hoy trasmutados en verdaderos socialdemócratas, integran el denominado “Frente por la Ciudad” (FxC)[4]. Este pequeño frente popular fue creado para encarar la contienda electoral dónde se escogerán a los regidores del Consejo Municipal de Lima. El argumento que presenta el reformismo es inaceptable y ofende el sentido común: “La izquierda limeña agrupada en la Confluencia por Lima presentará candidatos en estas justas electorales para fortalecer la gestión municipal de la alcaldesa Susana Villarán y afirmar una mayoría en el Concejo Municipal que permita continuar con las importantes reformas que se están llevando a cabo en la ciudad…” (Unidad, Órgano Oficial del Comité Central del PCP, 20 de agosto de 2013) ¡De qué reformas nos hablan! la demagogia “comunista” raya con el delirio al negar que la gestión de la alcaldesa Villarán ha mantenido un derrotero continuista en alianza con un sector de la derecha (PPC), entregando la ciudad capital a operadores privados quienes hacen millonario usufructo de los bienes públicos. En consonancia con esta política reaccionaria Alfonso García Miró, presidente de la confederación patronal (Confiep), después de concluido el proceso de revocatoria saludó la ratificación de la alcaldesa “izquierdista” señalando que “de nuevo se reengancha todo el programa de inversiones que se tiene para Lima” (Gestión, domingo, 17 de marzo del 2013)

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Considerando los hechos ¿Qué podemos esperar de los falsos comunistas? Únicamente que continúen en lo suyo, sirviendo a sectores burgueses, montando pantomimas “contestatarias” y profiriendo discursos farsantes para desorientar e instrumentalizar al movimiento obrero y popular. Frente a ellos la vanguardia de los trabajadores debe erguirse y combatirlos sin tregua, colocándose a la altura de las exigencias históricas.


(Publicado en Revolución Socialista # 9 - Setiembre 2013)



[1] PACTO RIBBENTROP-MÓLOTOV (23 de agosto de 1939) Tratado de no agresión entre la Alemania Nazi y la Unión Soviética. Fue firmada por los ministros de Asuntos Exteriores Joachim von Ribbentrop (Alemania) y Viacheslav Mólotov (URSS).
[2] FRENTE POPULAR; alianza programática entre representantes de la burguesía y organizaciones de trabajadores, constituye una flagrante traición a los trabajadores  ya que el bloque en su conjunto siempre responde a intereses burgueses.
[3] IZQUIERDA UNIDA (IU) frente popular (1980 – 1995) conformado por partidos del movimiento obrero: PC, UNIR (Patria Roja), PCR, FOCEP, UDP (después PUM) y de la izquierda burguesa: PSR (Velasquismo), MAS (de H. Pease, R. Ames y G. Helfer), APS (de G. Mohme)
[4] “FRENTE POR LA CIUDAD” (FxC), Coalición de la “izquierda” limeña conformada en agosto de 2013 con la participación del reformismo seudomarxista (PC y Patria Roja - MAS) y organizaciones burguesas y pequeño burguesas (Fuerza Social, Ciudadanos por el Cambio, Tierra y Libertad, Partido Socialista y otros aliados menores)

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