abril 22, 2025

Francisco I del Vaticano

Jorge Bergoglio, Monarca del Estado Vaticano, era Superior de los Jesuitas durante la atroz dictadura de Videla en Argentina. Conoció de cerca toda la barbarie del régimen que desapareció a decenas de miles, pero jamás se enfrentó en favor de las víctimas, ni tan siquiera por algunos de sus propios curas jesuitas secuestrados durante meses, al contrario, son hechos en que se le sindica complicidad. Todo el aparato de la Iglesia Católica fue cómplice de la tiranía militar, especialmente en el ocultamiento de los miles de bebés robados a sus padres asesinados. Bergoglio llegó a facilitar que la Universidad del Salvador nombrara “Doctor Honoris Causa” al Almirante Massera, luego condenado a cadena perpetua por ejecuciones y torturas. Como Cardenal se opuso a la anulación de las leyes de amnistía para genocidas y llamó a la “reconciliación nacional” con ellos. Por supuesto se oponía también a la educación sexual, la salud reproductiva y el matrimonio igualitario, pero eso sí, nunca olvidaba mencionar la pobreza, recorrer las villas miserables y lamentar su realidad, en el tradicional estilo de la escandalosa hipocresía religiosa.

La Iglesia Católica es largamente una de las mega-corporaciones más opulentas del planeta. Se le ha calculado una riqueza capaz de acabar con la pobreza en el mundo, no solo una, sino hasta dos veces. Por su control psicológico de masas posee un poder político que respalda plutocracias, seudo-democracias, autocracias y exterminios bélicos en los cinco continentes. Algunos edificios y unos cuantos parques constituyen su Estado de Monarquía Absoluta habitado por 800 personas. Un holocausto de maltratos, torturas, violaciones y genocidio constituyen la historia de una Iglesia que lleva casi 2000 años devastando a la humanidad, desde Roma, bajo pretexto del delirio religioso.